La lengua compartida es sin duda uno de los elementos que más unen, y separan, a valencianos y catalanes. Y eso se ha trasladado, incluso, a los entes filológicos que velan por su normativización en Cataluña y la Comunitat Valenciana, el Institut d'Estudis Catalans (IEC) y la Acadèmia Valenciana de la Llengua. Desde junio de 2004 estas dos instituciones científicas no han tenido ni una sola reunión oficial ni tampoco compartido conocimientos de una manera fluida, más allá de coincidir en actos lingüísticos o reuniones furtivas de acercamiento, según confirmaron fuentes de la entidad con sede en San Miquel dels Reis.

Esta actitud, que sólo se entiende desde la perspectiva de batalla política permanente por la lengua, sobre todo activada por el PP ante periodos electorales, sería impensable entre la Academia Española de la Lengua (RAE) y sus homólogas en Latinoamérica respecto a la normativización y uso del castellano/español. Y más cuando la AVL reconoce la unidad de la lengua, es decir, que valencianos y catalanes comparten la misma, por lo que no busca la secesión lingüística, y que en el IEC asumen que en la Comunitat Valenciana el catalán se llama valenciano «por razones histórico-lingüísticas.

Desde la constitución de la AVL el 23 de julio de 2001 (la ley de creación es de 1998) hasta junio de 2004, la Acadèmia y el IEC tuvieron tres reuniones oficiales, dos en Barcelona y una en Valencia. Cierto es que había reticencias en la institución catalana porque consideraban que la AVL podría convertirse en un elemento secesionista, pero con el paso de los años sus académicos han mantenido las tesis unitarias potenciando las particularidades de la Comunitat Valenciana.

Primeros enfrentamientos

Los primeros encontronazos, siempre también con la presión política de partidos secesionistas y la facción del PP más «blavera», vinieron por la manera de entender la relación entre ambas instituciones.

La AVL es partidaria de tener unas relaciones horizontales, mientras que el IEC se plantea una situación más jerárquica, ya que se considera la autoridad lingüística del catalán. Esa falta de entendimiento y la utilización política de la lengua con la llegada de Francisco Camps a la presidencia de la Generalitat acabó por congelar las relaciones con Ascensión Figueres como presidenta.

Pese a esa rotura oficial de relaciones, pocas personas quieren hablar públicamente de la situación, hay académicos de la AVL que también los son de la sección filológica del IEC, en concreto Manel Pérez Saldanya, Albert Hauf y Antoni Ferrando. Además, científicos de ambas instituciones han participado en numerosas conferencias. Eso sí, las reuniones a primer nivel se han producido de manera privada.

En los 11 años de desencuentro entre la AVL y el IEC también ha habido algún momento de muestras de cariño, sobre todo desde Cataluña. En septiembre de 2014, el Consell de Alberto Fabra inició una campaña pública contra la AVL por la definición de valenciano en el Diccionari Normatiu, ataques que se suman a los recortes presupuestarios pese al crecimiento de la institución.

El IEC salió en defensa de la Acadèmia que preside Ramón Ferrer «por la disidencia de la AVL respecto a algunos posicionamientos del entorno político que gobierna las instituciones valencianas que cuestionan la unidad de la lengua». La ciencia, primero.

Tras la victoria de la izquierda, la AVL tendrá el camino más fácil, al menos presupuestariamente, para afrontar su futuro. De hecho, Ximo Puig es el primer presidente de la Generalitat que ha acudido en 15 años a la inauguración de una exposición de la entidad. Además, institucionalmente, la Generalitat no verá con tan malos ojos un posible acercamiento entre la Acadèmia y el IEC, que aún mantiene una sede en Castelló.