Natural de Burriana, Nel·la Saborit se define «exiliada» en Barcelona. A sus 30 años esta ingeniera técnica en Obras Públicas decidió un día marcharse a la capital catalana para cursar sus estudios. Estaba a medio camino entre Valencia y Barcelona, pero se decantó por la segunda.

Hoy trabaja para la Assemblea Nacional Catalana (ANC), la organización de base social que defiende la independencia política a través de un Estado propio. Ella misma ha participado en las iniciativas que ha impulsado este colectivo en cada una de las Diadas desde el 11 de septiembre de 2012.

Saborit habla para Levante-EMV desde dentro de ese movimiento civil que forma la ANC junto a colectivos como Òmnium Cultural y que hace unos años impulsó la denominada Via Catalana a la Independència, una cadena humana de unos 400 kilómetros que unió Le Perthus y Vinaròs para exigir un Estado propio. En los últimos años han impulsado las multitudinarias concentraciones de la Gran Vía y la Diagonal y la más reciente en la Meridiana.

«Creo que en España no hay futuro; el Estado español no quiere avanzar y eso produce hartazgo y ante tanto inmovilismo la gente aquí piensa ´ha sido un placer y hasta luego´ porque siempre que han habido intentos de reforma, no sólo en Cataluña sino en otras partes del territorio, la única respuesta del Estado es un ´no´. Al PP valenciano de Camps también le cerraron la puerta y le dijeron que no, que no había opción a tener una mejor financiación, eso cansa», asevera Saborit.

Defiende que a ella lo que le interesa es que la ciudadanía viva mejor y está convencida de que se abre un período de «esperanza» porque la independencia, si se consigue, supondrá «un cambio a mejor», subraya. «Creo que saldrían beneficiados los intereses de las personas que residen en Cataluña», añade Saborit.

«La campaña del miedo no afecta»

Ante la pregunta sobre si le gustaría que la Comunitat Valenciana siguiera la misma vía que Cataluña responde que esa es una cuestión que tendrían que decidir «las personas que viven y trabajan en el País Valencià», responde. «Yo me siento valenciana, pero vivo en Cataluña y hoy se decide mi futuro y es por lo que voy a votar, no por el futuro de otros; cada uno tiene que decidir su futuro y para mí cada territorio son las personas que viven y trabajan», remarca.

Saborit ha trabajado durante la campaña electoral para la CUP, la candidatura de unidad popular de izquierdas e independentista, y por lo que ella detecta no hay miedo en el día a día: «Veo esperanza de un futuro mejor, la campaña del miedo la están haciendo otros con el corralito, la pérdida de las pensiones o la salida de Europa», lanza. «Cuando hay un cambio es evidente que hay personas que tienen miedo, pero lo que yo veo en la calle es mucha esperanza porque la gente tiene asumido que si quieres un futuro mejor, con España eso no es posible», sostiene.

«No creo en el España nos roba»

Abomina del lema «España nos roba», porque cree que no es verdad. Y defiende que el proceso independentista en que se haya inmerso el pueblo catalán, que ya considera imparable, viene provocado por un cúmulo de circunstancias: «Es todo, son las sentencias contra el catalán, el veto al Estatuto, la financiación que es pésima y no quieren ponerle solución, es un cúmulo de cosas. El Estado español se cierra en banda por sus propios intereses, porque tiene que repartir entre sus oligarquías, pero yo no creo que ni en Castilla ni en Extremadura nos roben nada, pero sí veo que el Estado es tan inmovilista que España no puede ir a mejor», asegura esta valenciana residente en Cataluña.

Como ingeniera de Obras Públicas afirma que hay infraestructuras que señalan claramente que las decisiones del Estado se toman por otros intereses que no son el beneficio de las personas. «La AP-7 es un caso claro, una decisión estratégica del Estado para alejar a valencianos y catalanes o el corredor mediterráneo tan necesario para crecer económicamente y arrinconado desde Madrid», opina.