AEl 13 de septiembre del año 2.000 la Asamblea de Naciones Unidas aprobaba la Declaración del Milenio. Quince años después han sido muchos los logros obtenidos gracias a la aplicación y puesta en marcha de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, pero queda mucho por hacer: tareas incompletas, nuevos retos y más desigualdades.

Hoy nuestro planeta se encuentra en una encrucijada histórica. Un momento donde la dignidad de las personas y la sostenibilidad del planeta no está garantizada, y donde más que nunca se necesita una fuerza transformadora que nos permita avanzar sin dejar a nadie atrás. Si hace 15 años el gran problema del mundo era la pobreza, hoy además, se une la desigualdad, tanto social como económica.

En un mundo globalizado e interconectado como el nuestro, los problemas de una persona, independientemente donde viva, es un problema de todos. Las dificultades de la ciudadanía transcienden de las fronteras. Hablamos de gentes que buscan los recursos necesarios para poder desarrollar su proyecto de vida con dignidad.

Es el momento de, nuevamente, asumir el liderazgo y actuar con decisión. Desde que el 11 de Septiembre de 2012 el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, impulsara la revisión de los ODM y la creación de una nueva agenda de desarrollo, los ciudadanos y ciudadanas han dado un ejemplo claro, con su participación activa, hacía donde debía ir encaminada la acción de los gobiernos. Estos dos años de construcción han servido para compartir las prioridades y definir una agenda transformadora.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son más que una agenda norte-sur, es una agenda universal que nos compromete a todos en la tarea de transformar la vida de las personas y al mismo tiempo proteger el planeta.

Es una hoja de ruta que nos obliga a pasar a la acción, a comprometernos en el desarrollo de una prosperidad inclusiva, fortaleciendo la dignidad humana, garantizando una vida sana a las personas independientemente donde hayan nacido y a promover sociedades justas donde la solidaridad sea nuestra seña de identidad.

El 27 de septiembre en la Asamblea de Naciones Unidas se aprueba algo más que una agenda. Se aprueba el futuro del planeta. El futuro de las personas. Millones de ciudadanos y ciudadanas en todo el mundo han participado en la confección de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para los próximos 15 años. No es baladí. Es un compromiso con el presente y sobretodo con un futuro que garantice la igualdad de oportunidades para todas las personas.

En la era de la información y la comunicación, no es posible que vuelva a repetirse la situación que hemos vivido en nuestro país, donde 8 de cada 10 españoles no conoce la existencia de los objetivos de desarrollo del milenio. Los nuevos ODS configuran una agenda universal que nos compromete a todos.

La sociedad valenciana, como hemos comprobado en estos días, es una sociedad solidaria comprometida con la justicia social y la dignidad de las personas. Es el momento del compromiso. Es el momento de las personas. Es el momento del planeta. Es el momento de la acción.