El cordón sanitario que la dirección nacional del PP impuso a los populares valencianos cuando el expresidente Francisco Camps cayó en desgracia por el caso Gürtel nunca llegó retirarse del todo. Génova dio poco calor (o ninguno) a Alberto Fabra, quien al año de estar en el Palau de la Generalitat ya sufría en carné propia la frialdad de sus jefes de Madrid. Y con él toda una organización, antaño poderosísima, que ha tenido que esperar a estar en la oposición para recuperar el cariño perdido.

El nuevo PPCV (como así se autodenomina la nueva cúpula regional) tendrá por fin el próximo sábado un arranque del curso con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de testigo.

La confirmación de que Rajoy estará en el «cap i casal» la dio ayer el responsable de organización del PP, Fernández Martínez Maillo, tras participar en un comité de dirección del PPCV. Pero no será el único apoyo de Génova: el martes, la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, presentará a la presidenta regional del PP, Isabel Bonig, en un acto en el «Fórum Europa. Tribuna Mediterránea»

La cúpula regional llevaba trabajando desde hace días para conseguir que Rajoy estuviera en Valencia en unas jornadas organizadas por el PPCV para arrancar el curso político.

Bonig había buscado un formato que sustituyera a las tradicional cena que en los buenos tiempos reunía a cargos y militantes para despedir el verano y saludar el arranque del nuevo curso.

En aquella época, Génova siempre enviaba a sus primeras espadas e incluso Rajoy se había convertido en un asiduo. El idilio se rompió cuando Camps empezó a acaparar titulares por sus relaciones con el El Bigotes. La cena de Teulada de 2010, con más de 2.000 personas, fue el punto de inflexión. Con Camps a punto de sentarse en el banquillo por la causa de los trajes, Génova llegó a la conclusión de que el PPCV era tóxico, una sensación que, por otras circunstancia continuó con Fabra y que parece que ahora ha llegado a su fin.

El partido se volcará con Valencia

Bonig, la candidata de Génova para sustituir a Fabra, se apunta un nuevo tanto a su favor al lograr que Rajoy haga hueco en su agenda para clausurar unas jornadas en las que tendrán protagonismo los tres barones provinciales; Vicente Betoret, José Císcar y Javier Moliner. La lideresa ya salió reforzada hace dos semanas al conseguir que el PP avalara en el Congreso de los Diputados la reforma estatutaria para blindar las inversiones, algo que Fabra no había conseguido en sus cuatro años de mandato.

Génova ha prometido a Bonig que la dirección nacional se volcará con el partido. El martes, la número dos del PP, Maria Dolores de Cospedal estará en Valencia para presentarle en una conferencia en el Fórum Europa. La mano derecha de Rajoy también tiene otra cita en los próximos días.

Al margen del respaldo al liderazgo de Bonig, quien en unos meses tendrá que legitimarse en un congreso regional, el desembarco de la dirección nacional tiene también otra lectura. Rajoy es consciente de que su continuidad en la Moncloa depende y mucho de la aportación de votos que le lleguen desde la Comunitat Valenciana, una plaza clave que debe recuperar.

Los populares valencianos perdieron medio millón de votos en las pasadas elecciones y parte de esos votos se fueron a Ciudadanos. El resultado de las catalanas ha desatado las alarmas en el PP, tanto a nivel nacional, como en el ámbito regional. Con todo, Maillo en su reunión de ayer trató de convencer a los populares de que el crecimiento de Ciudadanos no se trasladará a las generales.

Maillo dejó claro en sus declaraciones que Génova está con Bonig. Indicó que la visita de Rajoy buscaba apoyar el «magnífico trabajo» del PPCV, «que sigue siendo uno de los grandes referentes» para el partido. Felicitó también a Bonig a los tres barones por su trabajo.