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Entrevista

Pilar Mateo: "Noto que hay un cierto cansancio de tanto ofrecer nuevas glorias a España"

Sus últimos proyectos: una pintura que repele insectos y salva vidas, microempresas para mujeres, y una productora

Pilar Mateo: "Noto que hay un cierto cansancio de tanto ofrecer nuevas glorias a España"

Empresaria, emprendedora, científica, investigadora, cooperante... cuesta definir a Pilar Mateo (Valencia, 1959), que se dedica a mejorar la salud de quienes viven en las peores condiciones.

Viaja por todo el mundo. ¿Qué es lo que más echa de menos de Valencia?

Sin duda mi familia. Por lo demás creo que la nostalgia no hay que llevarla nunca en la mochila, es un mal compañero de viaje. No suelo mirar hacia atrás; tengo demasiadas cosas que hacer y muy poco tiempo.

¿Y qué es lo que empezó a valorar tras estar fuera?

Sobre todo la suerte de haber nacido en un país y con unos padres que me permitieron salir adelante en la vida y realizarme como persona. Si la pobreza es un océano yo tuve la suerte de nacer en la playa. Desde un punto de vista material quizás valoré mucho la comida mediterránea española. El Chaco guaraní es duro para eso.

Podemos decir que usted es embajadora de la cura del Chagas y de la comunidad guaraní; pero cuando está en el extranjero lo es de la C. Valenciana. ¿La gente suele conocer Valencia y la región?

En América Latina nuestro país es muy conocido y en general también es querido. Siempre me he sentido muy bien. Valencia era conocida y hoy día con internet mucho más. Realmente las nuevas formas de comunicación hacen que el mundo se haya vuelto pequeño de verdad.

Los últimos años han sido oscuros para la cooperación. El Estado le dedica un presupuesto mínimo o inexistente, y aquí estalló el caso Blasco. ¿Qué sintió cuando se descubrió que invertían el dinero en apartamentos?

No me lo podía creer, me pareció esperpéntico. Conociendo la administración por dentro sé que hay que justificar muy bien los proyectos y no entiendo cómo iban a hacerlo. Realmente no tenía sentido.

Usted fue directora general de Cooperación al Desarrollo de la Generalitat de 1999 a 2003. ¿De qué proyectos se siente orgullosa?

Llegamos a coordinar a todas las entidades públicas y privadas que hacían cooperación con el Comité de Emergencia, el de Universidades, el de Entidades locales, con las ONG. Tuve un equipo de funcionarios ejemplar y con vocación de servicio público. Éramos el ejemplo en España e incluso en Europa ya que así lo consideró la OCDE en una visita de inspección.

¿Por qué se fue en 2003?

Porque ya habíamos creado la Agencia Valenciana de Cooperación, estaba todo rodado y además tenía que seguir con mi trabajo de investigación en el tema de control vectorial en malaria, chagas y dengue. En general creo que los cargos públicos sólo deberían ejercerse durante un periodo breve, en el tiempo suficiente como para aportar lo que uno sabe. Los cargos deberían serlo también por méritos personales. No es tan difícil hacerlo. Eso ayudaría por un lado a mantener la ilusión de lo que se hace y por otro evitaría problemas de gestión.

Los recortes y la crisis han provocado que muchas personas digan que esto parece «África». ¿Son conscientes de sus palabras?

Es evidente que hablamos del tercer mundo con demasiada alegría y desconocimiento de causa. Uno de mis últimos viajes ha sido a Liberia y ha sido muy duro. Sin embargo viví en Argentina los efectos del corralito y me impactó mucho ver a personas de clase media acudir a comedores sociales vestidos con chaqueta y corbata. Cuando se tiene un determinado nivel de vida es muy duro caer en la pobreza. Por eso entiendo que en la actual crisis muchas personas se sienten en «África» aunque no conozcan muy bien lo que en la práctica eso significa.

Además de la cooperación, la investigación también ha sufrido un duro golpe. ¿Qué le espera a una comunidad autónoma o a un país que no invierte en I+D+i?

Lo que más me molesta es oír hablar de la necesidad de un nuevo modelo productivo y comprobar luego el desinterés por la investigación. Nunca vamos a poder competir si no somos capaces de fabricar nuevos productos y servicios y eso requiere promocionar a las personas que innovan, emprenden o investigan.

¿Es tan difícil de entender?

Usted con Inesfly es además de investigadora, emprendedora. ¿Cuál es la situación actual del proyecto y qué resultados da?

Estamos trabajando directamente con la OMS en Asia para el control de la Leishmaniosis vírica, e iniciaremos la última Fase del Protocolo Whopes para el control del mosquito transmisor de malaria en África. Este proyecto lo dirige la Universitat de València, y es un paso adelante muy importante. Por otro lado, llevamos años investigando realizados para el control del mosquito tigre.

Ha recibido numerosas distinciones, entre ellas la de la Generalitat Valenciana, y el Premio Cortes Valencianas con motivo del Dia de la Dona. ¿Qué sintió?

Siempre he tenido la impresión de ser una persona respetada en todo el territorio de nuestra comunidad. He sido profeta en mi tierra y eso fue un ejemplo de ello.

La sociedad valenciana está en constante evolución. ¿Hay algo del pasado que se debería recuperar? ¿Cómo ve el futuro?

Por un lado el espíritu emprendedor. Si no lo potenciamos no vamos a ir a ninguna parte. Por otro hemos de recuperar la imagen que teníamos y que ha quedado muy deteriorada. Para eso hace falta creer de verdad en la sociedad civil y remar juntos en la misma dirección.

¿Qué espera del nuevo gobierno valenciano?

Que se mantenga firme en la reivindicación de llegar a un sistema de financiación adecuado y justo y que articule nuestra sociedad. Creo que hay una concienciación de que no podemos seguir dependiendo de la caridad del gobierno central para cubrir servicios básicos como la educación o la sanidad. Esto es una necesidad para todos los partidos políticos porque noto que hay un cierto cansancio de tanto ofrecer glorias a España. Evitémoslo.

¿Qué le gusta del 9 d´Octubre? ¿Cómo se debería celebrar?

Los mediterráneos somos por definición autónomos, nos gusta ir por nuestra cuenta. Quizás haría falta encontrar algún aspecto cultural que sirviera de referente para ese día, al estilo de lo que los catalanes hacen con el día de San Jordi. Para eso hace falta creer de verdad en la sociedad civil y remar juntos en la misma dirección.

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