El ebanista y restaurador valenciano Carlos Soriano, encargado de confeccionar los nuevos sillones del Tribunal de las Aguas, ha asegurado en su taller de Benimaclet que estos asientos podrían durar "tanto como los nueve originales", por lo que les da "al menos 200 años de vida".

La renovación del mobiliario de esta institución milenaria, gestionada por el Grupo Aguas de Valencia en conmemoración de su 125 aniversario, se produce "para poder conservar los antiguos sillones" y así "disponer de los nuevos para su uso cada jueves en el Tribunal", ha explicado Soriano.

El ebanista de Benimaclet ha desvelado que el encargo se ha centrado "en reproducir los sillones" sin "innovar ni hacer nada nuevo", ya que el objetivo era "acoplarse lo máximo posible a los originales tanto en la madera y en el acabado como en la talla, las tachas o la piel".

Soriano ha confirmado que este trabajo ha sido "más ilusionante que complicado" y ha recordado que ya restauró los sillones que ahora van a retirarse "hace trece años", por lo que cuando le llamaron para ofrecerle el encargo le hizo "mucha ilusión de verdad".

"He hecho muchos encargos de ebanistería y es como saber dónde conseguir las piezas de un coche", ha proseguido Soriano, quien ha señalado también que la clave está "en conocer proveedores y luego seleccionar los materiales".

Respecto al proceso de elaboración, Soriano ha informado de que lo primero es "comprar la madera" y después se procede a "hacer plantillas, la talla, el mechonado y montar el sillón" para al final "pulimentar, teñir, tapizar y forrar con piel".

El ebanista valenciano ha declarado que los trabajos para la elaboración de estos asientos comenzaron "el 24 de agosto" y que terminarán "este miércoles", a la vez que ha explicado que la madera de los nuevos sillones vuelve a ser de fresno blanco y que la piel "es de vaca y tiene cuatro milímetros de grosor".

Las tachas decorativas se han fabricado con aluminio y se han envejecido para darle el acabado definitivo, aunque Soriano asegura que no ha querido darles mucho brillo porque cada asiento "lleva 78 tachas y es mucho brillo".

"Me gusta más que quede un acabado matizado, que para mi gusto queda más elegante", ha continuado Soriano.

Los grabados artesanales de cada uno de los sillones se han realizado con pan de oro, y todos los materiales empleados son de origen valenciano.

El ebanista de Benimaclet ha explicado también que el color de los sillones "varía" porque la madera "con los años sube de color y se oxida".

De esta forma, "si se fabrica un asiento nuevo y lo haces del color original", que tiene más de 200 años, "en un año se queda negro" por lo que "hay que dejarle su color y que la madera se oscurezca y oxide de forma natural".

Soriano ha revelado que el tinte "se ha hecho al agua" y que no se ha utilizado ningún producto "que no sea ecológico" ni en la elaboración ni en el acabado, y por ello "en ningún momento se ha alterado para nada el medio ambiente".