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«Que el enfermo no sufra, pero nunca jamás acortar su vida»

La responsable de Pastoral de la Salud en la diócesis de Valencia insta a «cuidar la vida hasta el final» aunque el paciente no se entere

La voz de la Iglesia siempre está presente „de forma directa o indirecta„ en el debate público sobre el final de la vida. En Valencia, la voz del arzobispado la representa Concha Gramage, presidenta de la Comisión Diocesana de Pastoral de la Salud y que trabajó durante casi 40 años como auxiliar de clínica en el pabellón infantil del hospital La Fe. Gramage prefiere no opinar sobre el caso concreto de Andrea por falta de un conocimiento exacto del caso. Pero sí aporta su visión sobre el derecho a una muerte digna. «Hay que cuidar la vida hasta el último momento. Si no se puede hacer nada por salvar la vida del paciente, mediante tranquilizantes y calmantes se ha de intentar que el enfermo fallezca con tranquilidad. Pero que no se le acorte la vida nunca jamás. Que se pongan todos los medios para que el enfermo pueda vivir sin sufrimiento ninguno. Eso es el principio de bioética: cuidar la vida hasta el final», afirma.

Gramage insiste en que «la vida se ha de cuidar hasta el último momento». «¿Eso quiere decir que se ha de dejar sufrir? No. Hay medios terapéuticos para cuidar al enfermo y que no sufra. Y si hay límites como este que es exageradísimo y en el que no es posible, que hable la ciencia. La decisión es del equipo de bioética», zanja. «Pero no se puede desconectar del todo a nadie, aunque no se entere de nada y no haya solución», agrega la presidenta de la Pastoral de la Salud del Arzobispado de Valencia.

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