El empeño del consistorio en «dignificar» el día anterior al 9 d'Octubre tuvo ayer sus frutos, a pesar de que el mal tiempo se empeñase en aguar la fiesta. Con una lluvia intermitente y un amenazante cielo oscuro, la cola de ciudadanos para entrar a visitar el Ayuntamiento de Valencia era bien larga anoche. Menos abarrotada estaba la plaza en la que se ubica el edificio consistorial, donde decenas de personas esperaban ansiosas con paraguas en mano a que empezase la Dansà Popular.

La lluvia cubrió de agua el escenario por el que estaba previsto que desfilasen los grupos de danzas populares, por lo que fue imposible que los bailes pudiesen realizarse allí, y tuvieron que conformarse con el mismo suelo de la plaza, para disgusto de los amantes de la tradición que no atinaban a ver nada entre tanto paraguas abierto.

La lluvia obligó, además, a reducir la duración del espectáculo. Más allá del tiempo, la de ayer fue sin duda la Dansà más atípica de los últimos años. En primer lugar, porque ni siquiera se celebró el día de la Comunitat Valenciana, como es tradición.

Dignificar la víspera

Según defendió el concejal de fiestas y cultura popular, Pere Fuset, esta decisión se debe al deseo de «dignificar» la víspera de la festividad para convertirla «en una auténtica fiesta que sirva de reclamo». Además, el acto organizado por la Federación de Folklore de la Comunitat Valenciana también abandonó su escenario habitual, la Plaza de la Virgen, para convertir así el entorno del consistorio en el eje central de la fiesta.

Además, por primera vez en democracia y para homenajear a Carles Salvador, el consistorio decidió que a las siete y media y a las ocho de la tarde se interpretase en el Salón de Cristal del consistorio el Cant a la Senyera del escritor valenciano y con música compuesta por Agustí Alamán.

La de ayer fue la primera, pero no la última interpretación del canto ya que el que el equipo de gobierno del «cap i casal» tiene como objetivo que se interprete todos los años para «popularizar» este himno escrito por un «valencianista que no había tenido antes el homenaje que se merece de su ciudad natal», sentenció el edil de Fiestas, Pere Fuset.