Ningún presidente de la Generalitat ha gozado de un caudal de respaldo social y político tan ingente como el que se ha brindado a Ximo Puig para pelear la financiación autonómica. El martes, en las Corts, todos los grupos firmaron y votaron una propuesta para exigir al Gobierno la reforma de la financiación autonómica con el fin de que los valencianos reciban, al menos, lo mismo por habitante que el resto de españoles, que se reconozca una deuda histórica de 12.433 millones y una inversión estatal acorde al peso de la población valenciana en España. Un pacto, inédito en los últimos lustros, que fue imposible en otoño de 2013. El siguiente paso fue el miércoles, en el Palau de la Generalitat. Los principales representantes del mundo empresarial y sindical, junto con los rectores de las cinco universidades públicas, rubricaron el Pacto por la financiación. Para no defraudar las expectativas, lo que le espera a Puig tras las elecciones del 20D no es la cita en O. K. Corral, pero casi. Y es que ningún barón territorial quiere bajar un peldaño, por justa que sea la reivindicación del vecino. El encontronazo con el presidente manchego, Emiliano García-Page, a cuenta del Tajo-Segura, es una buena muestra.

Por eso, los impulsores del acuerdo, con el Consell al frente, quieren que el pacto trascienda a la calle, sabedores de que si los valencianos no interiorizan el «problema valenciano», el acuerdo será inocuo. Lo dijo el presidente de la patronal, José Vicente González: «Si esto no cala en la sociedad, si no es tema de conversación en el club de jubilados o en los esmorzarets del polígono, no nos harán caso». En Madrid, se entiende.

Levante-EMV ha reunido a cinco jóvenes valencianos, ciudadanos anónimos y con inclinaciones políticas declaradas por los cinco partidos presentes en las Corts para que den testimonio de su visión del problema. Lo hacen en el hemiciclo, aprovechando la jornada de Puertas Abiertas. «Sin financiación no hay futuro», es la conclusión que vienen a suscribir todos: Belén Ibáñez (24 años y opositando), afín al PP; María Sánchez (24 años, Politóloga), próxima al PSPV; Josep Joan Ramis (22 años, estudiante de Medicina), de Compromís; Teresa Masià (30 años, abogada), de Ciudadanos; y Beatriz Serrano (33 años, abogada), de Podemos. Tras los titubeos iniciales, prende la mecha del debate y los jóvenes contagian su pasión por la política. Quizá sea cierto aquello de que se ha abierto «un tiempo nuevo». «El problema valenciano ya está en Madrid, ya está colocado en la agenda estatal, lo cual es clave, porque Ximo Puig se ha plantado ante el PSOE y ha conseguido un cambio de opinión», sostiene María.

El bar Manolo y los políticos déspotas

Josep Joan exterioriza su escepticismo: «¿Creéis que se han tomado en serio el problema en Madrid? ¡Por eso Rajoy se fue al bar Manolo cuando se debatía la reforma del Estatut, y tampoco se quedó Pedro Sánchez!». Belén pone en valor que el anterior Consell de Fabra «puso en orden la casa [el Consell] y se ha pedido perdón por los errores que se haya podido cometer en el pasado», y defiende que ahora, «como valencianos, desde el norte de Castelló al sur de Alicante, seas del partido que seas, hay que reivindicar la financiación porque va en pro de la Comunitat». Teresa recalca que, «sin recursos, propuestas muy válidas de los partidos no pueden hacerse realidad», y confiesa su ilusión, gracias a los nuevos partidos surgidos, por que se consiga «el cambio del que todo el mundo habla». Beatriz se sonríe: «Gusta oír que ha empezado el cambio pero fue en la calle, en las asambleas, cuando se habló de que debía ser la gente la que gobernara y no cuatro políticos déspotas que no escuchaban; está bien entonar el ´mea culpa´, pero ha sido la gente la que los ha apartado».

Sobre la incidencia social del problema de la infrafinanciación, hay división de opiniones. Beatriz cree que la gente «sí se ha dado cuenta; la cuestión es cómo trasladar fuera el problema». Belén, en cambio, no lo ve claro: «La sociedad no llega a percibir que estamos infrafinanciados, que las autonomías no reciben lo mismo y es difícil porque los medios estatales y las TV no lo manifiestan claramente así». «¿Cómo se va a percibir en Madrid si durante 20 años el PP nos ha vendido que el dinero nos sobraba? El problema valenciano también lo han creado los 20 años de despilfarro de gobiernos del PP», asesta Josep Joan. Teresa cree que, en cualquier caso, la solución la darán partidos emergentes «y con experiencia en Cataluña, como Ciudadanos». Y María certifica: «Con o sin financiación, hay medidas que no cuestan dinero y que constatan una mejoría, por lo menos psicológica».