El año pasado, con Rita Barberá como alcaldesa de Valencia y el PP en todas las instituciones, hubo pitos e insultos centrados en la corrupción. «Chorizos» fue la palabra más repetida en toda la Procesión Cívica. Pero este año el signo de los abucheos ha sido otro. Tienen que ver con el presunto catalanismo del alcalde y su equipo de Gobierno, algo que el propio Ribó, en lo que a él le toca, ha desmentido en varias ocasiones. Ayer volvió a hacerlo.

Al término de la procesión y ante las preguntas inevitables de la prensa, el alcalde aseguró que en su caso no es verdad aquello de que el lugar donde naces marca tu forma de pensar, en su caso la localidad barcelonesa de Manresa. «Yo ni me he sentido catalán ni me siento, porque hace muchos años que vivo aquí y me siento valenciano y valencianista», dijo Ribó con vehemencia. «Por mucho que se empeñen es así. Y nada tiene que ver que yo naciera en otro sitio. Eso es culpa de mi madre, a la que quería muchísimo», añadió.

«Un día chulo»

Para Ribó, el de ayer fue «un día chulo». Se sentía «un poco cansado porque la Senyera pesa, pero muy satisfecho y muy orgulloso del día de hoy». Si los pitos se centraron en su persona es también «porque soy el alcalde y la gente identifica al que tienen delante».

No obstante, lo importante para Joan Ribó es que durante la procesión no se hubieran producido incidentes. Según dijo, «que la gente diga lo que piensa, que se enfade, que silbe, que aplauda, me parece perfecto, pero lo importante es que se respeten los derechos fundamentales».

«Lo importante es que no hay incidentes y me alegro», recalcó el alcalde, que luego siguió la mascletà desde el balcón del Ayuntamiento.