Perdón y arrepentimiento. Así se ha mostrado el arzobispo de Valencia Antonio Cañizares en una carta en la que "con toda sinceridad y de buen grado" pide "perdón a los refugiados, perseguidos y emigrantes venidos a España en los últimos meses" por sus declaraciones emitidas el pasado miércoles durante una conferencia. El cardenal, que ayer ya reculó durante una misa en la iglesia de Santa Teresa de Jesús, ha anunciado que "no voy a disminuir para nada ni mi ayuda personal, ni la ayuda institucional de la diócesis".

Cañizares ha asegurado que lo pronunciado en el Foro Nueva Economía "no es mi pensamiento, jamás lo ha sido" y ha proclamado que si hay "una sensibilidad, desde que soy sacerdote, en mi vida, es mi inclinación a los pobres, gracias a Dios". En este sentido, recuerda que ha promovido acciones "a favor de los pobres y de combatir la pobreza" y sus "conversaciones y ofrecimiento de colaboración y disponibilidad total, que no me desmentirán, a las autoridades de Valencia, concretamente al Sr. Alcalde, al Sr. Concejal del Ayuntamiento de Valencia que se ocupa de estos temas, o al Consejero correspondiente del Gobierno de la Generalitat, y a su mismo Sr. Presidente".

El cardenal se ha preguntado si tras sus polémica declaraciones "¿Se puede decir en verdad, por ejemplo, que soy un xenófobo, que soy un racista, que soy de la extrema derecha, o que mantengo una posición o actitud contraria a la de la Conferencia Episcopal Española o a la del Papa Francisco? Puedo asegurar con toda firmeza y verdad que me encuentro en comunión plenísima con el Papa Francisco, desde el primer momento de ser elegido, y aún antes de ser elegido Papa, y garantizar con absoluta sinceridad que me hallo en total comunión y sintonía con la Conferencia Episcopal: la verdad es la verdad, y puedo decir, delante de Dios que no miento; y las interpretaciones que se han hecho carguen con ellas sus intérpretes. Y, por encima de todo, soy un hombre de fe plena en Jesucristo y jamás olvidaré sus palabras ni las utilizaré en mi provecho o para mi interés, lo consideraría blasfemo".

Además, el arzobispo de Valencia ha matizado que con la expresión “no todos los que llegan son trigo limpio, no he pretendido descalificar con ella a todos los refugiados, huidos, inmigrantes o perseguidos; al contrario, defenderlos; porque no les favorece a la inmensa mayoría, muy inmensa, de ellos. No tengo ninguna prevención; solo afirmo que se tenga prudencia; no digo más que lo que dijo el Papa: “existe el peligro de infiltración, eso es cierto”. Y añado que hay que defender la identidad y la historia de Europa y de España misma y prevenir; no creo que esto sea reprobable. En cuanto al hecho de “no todo trigo limpio”, me remito a los hechos y a las informaciones veraces de que dispongo; y la Comunidad Europea, en reunión de más alto nivel, acaba de confirmar anoche mismo mis preocupaciones".