El Papa Francisco canonizará este domingo 18 de octubre en la plaza de San Pedro en Roma a los padres de santa Teresita de Jesús o de Lisieux, gracias a un milagro ocurrido en la persona de una niña valenciana, de Sedaví, que curó de manera científicamente inexplicable cuando de bebé estuvo a punto de morir.

La ceremonia se entronca dentro de las jornadas del Sínodo de los Obispos sobre la familia que se desarrollan en el Vaticano. Para los procesos de beatificación y canonización es necesaria la constancia de un milagro. El cardenal Antonio Cañizares y la niña con su familia han viajado a Roma.

Carmen tiene ahora 7 años, nació prematuramente y con múltiples patologías, entre ellas una hemorragia ventricular grado 4, hemorragia cerebral y una doble septicemia, en el Hospital 9 de Octubre tras un embarazo muy complicado el 15 de octubre de 2008. La primera noticia que se dio a los padres es que iba a morir y que si se salvaba quedaría muy afectada, sobre todo neurológicamente.

Al no responder a los tratamientos, los médicos decidieron trasladar a la pequeña a La Fe, donde tampoco respondía, mientras los progenitores se percataron que la pequeña había nacido el día de santa Teresa, fundadora del Carmelo Descalzo. Buscaron en los primeros días un convento de religiosas Carmelitas, hallaron el de Serra. El padre, de noche, angustiado llamó a la puerta del cenobio, pidió entrar a rezar por su hija.

Las Carmelitas hicieron suyo el problema y rezaron con los padres por la pequeña. Fueron varios domingos a unirse con la comunidad en la plegaria. La superiora les dio una estampa de los padres de santa Teresita de Jesús, Louis Martin y Maria Zelie Guérin, que habían sido beatificados cuatro días antes de nacer Carmen, precisamente gracias al milagro obrado en un bebé italiano. A ellos se aclamaron padres, familia, amigos en una larga cadena de oración.

Inexplicablemente para la ciencia médica y los profesionales que atendían a la pequeña, ésta comenzó a sufrir desde ese mismo momento una importante mejoría, hasta que curó y sanó de todo lo que padecía.

El Papa aprobó el milagro y autorizó el decreto referido a la curación «científicamente inexplicable» de la niña y en cuyo proceso canónico, remitido a Roma por la diócesis de Valencia en mayo de 2013, testificaron 18 personas, entre ellas ocho médicos. Fue durante la Ofrenda de Flores a la Virgen en Fallas, a la que acudió la niña con sus padres, cuando los padres de Carmen tuvieron noticia de la aprobación del milagro que salvó la vida de su hija.