El ninguneo al que somete el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, al jefe del Consell, Ximo Puig, no tiene precedentes en la historia democrática de la Comunitat Valenciana. Los 115 días sin encuentro oficial, camino ya de cuatro meses, contrastan con los 28 días que tardó en producirse una reunión similar, en este caso con gobierno socialista en Madrid y popular en la Generalitat, el 14 de mayo de 2004.

En la anterior cohabitación y en una situación política inversa a la actual, el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, tardó menos de un mes en recibir al entonces presidente de la Generalitat, Francisco Camps. El primero había sido investido el 16 de abril tras su triunfo electoral el 14 de marzo de 2004. Camps, que ya llevaba unos meses como jefe del Consell, fue recibido en La Moncloa menos de un mes después de la investidura del socialista. Allí pudo plantear las cuestiones que más preocupaban en ese momento al Consell: inversiones, preparativos de la Copa América o trasvase del Ebro ante una puesta en escena con la bandera española y la valenciana en el mismo plano.

Malestar con el Gobierno

Pero eso Puig no puede hacerlo y en el Consell creen que ya no tendrá ocasión. El malestar con el Gobierno se ha disparado este fin de semana tras la visita del número dos del Ministerio de Hacienda, Antonio Beteta, que vino a llamar mentiroso al conseller Vicent Soler y a vaticinar que si Puig y Oltra acuden a los tribunales por la financiación, perderán. Además, la última visita de Rajoy a Valencia fue para un acto de partido. «No viene y encima envían al perro de presa, es para estar molesto», señalan gráficamente en Presidencia.

Así, la única relación entre la Generalitat y La Moncloa se reduce a la vía epistolar y siempre en una única dirección: Valencia-Madrid para anunciar una demanda por la infrafinanciación.

Además, el Consell ha perdido la esperanza porque Rajoy convocará elecciones en unas semanas para el 20 de diciembre y aunque seguirá en funciones el encuentro parece ya poco probable. Es como si no les interesara, interpretan en el Consell, que señala que el Gobierno está poniendo de nuevo ante el abismo de los impagos a la Generalitat.

Con Baleares y Canarias, sí

Ximo Puig fue investido presidente el 25 de junio con los votos del PSPV, Compromís y ocho diputados de Podemos. Tres meses y medio después sólo se ha producido una llamada de cortesía: «enhorabuena, ya hablaremos». Fue tras la investidura y no duró más de un minuto.

En cambio, el pasado septiembre, La Moncloa sí abrió sus puertas a la presidenta balear, la socialista Francina Armengol o al presidente de Canarias, Fernando Clavijo, de Coalición Canaria.