Que los conductores vean los radares móviles, los identifiquen, reduzcan la velocidad y extremen las precauciones. Ese es el objetivo de la nueva campaña de la Dirección General de Tráfico (DGT), que intensificará la vigilancia en las vías secundarias, que son las que más fallecimientos registran cada año.

En concreto, la DGT ha marcado 90 puntos en las carreteras valencianas que estos días pueden ser vigilados por radares móviles, zonas que coinciden con los tramos peligrosos que el pasado 7 de octubre el organismo hizo públicos. Tráfico quiere que todos los conductores conozcan la ubicación de los detectores de velocidad móviles y cuáles son los puntos más peligrosos, con el objetivo de que el conductor minore la velocidad cuando los vea, y extreme la precaución.

Por ello, los controles móviles estarán visibles y se podrán identificar.

En la C. Valenciana hay 30 puntos de radares móviles en cada provincia, y las vías que más concentran son la CV-415, con tres tramos peligrosos; la CV-470, con dos; las carreteras nacionales N-332 y N-330, con tres puntos cada una; y la N-232 con nueve, además de la N-340 con ocho.

Más tramos peligrosos

También, el pasado 7 de octubre la DGT actualizó su listado de tramos peligrosos, e incluyó seis nuevos en la C. Valenciana, basándose en el número de accidentes y su gravedad, y la velocidad media detectada. En concreto se trata de la CV-81 ( entre el kilómetro 41 al 57); en la CV-923 (desde su inicio hasta el km. 8,5); el tramo del km. 116 al 134, y del 228 al 251 de la N-332; esto por lo que respecta a Alicante y Valencia. En cuanto a Castelló, se han añadido dos nuevos puntos: uno en la N-232 (km. 61-77) y otro en la N-340 (km. 993-1.019). Estas dos últimas carreteras cuentan, además, con otras zonas consideradas como peligrosas, pero ya detectadas antes.

A los radares móviles cabe sumar los 63 fijos que hay en toda la red de carreteras de la C. Valenciana (12 en Castelló, 24 en Valencia y 27 en Alicante).

De los noventa puntos peligrosos de las carreteras valencianas en los que es probable que se ubiquen radares móviles, 56 son carreteras secundarias y 34 vías nacionales. Y es que, según el índice de peligrosidad (IP) y de mortalidad (IM) que cada año elabora y publica el Ministerio de Fomento (que evalúa el número de accidentes y víctimas, la intensidad de los vehículos y la longitud de los tramos), la peligrosidad de las carreteras convencionales casi duplica a la de las autovías.

Desde el lunes pasado y hasta el próximo domingo, la DGT ha incrementado la vigilancia en las vías secundarias. Además de los radares móviles, también se llevará a cabo una campaña de control, en la que los cuerpos de policía, tanto autonómicos como locales, se coordinan con la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, para controlar la velocidad, los adelantamientos, el consumo de alcohol o drogas, el uso del casco y el cinturón de seguridad y la utilización del móvil o los navegadores, así como la documentación de los vehículos y los conductores.

Precaución en vías secundarias

La DGT recuerda a los conductores que en las carreteras secundarias es donde más accidentes mortales se registran y las causas suelen ser el exceso de velocidad, las distracciones o la confianza, ya que son las vías más cercanas y conocidas por los conductores, que suelen transitarlas a diario en sus trayectos habituales.

Según Tráfico, el año pasado fallecieron 956 personas en las carreteras convencionales españolas, lo que representa un 77 % del total de víctimas mortales en vías interurbanas, que ascendió a 1.241. Además, 3.843 personas resultaron heridas en accidentes ocurridos en estas carreteras, que suponen el 90 % del total de kilómetros de la red vial, son las más peligrosas y las que representan una mayor siniestralidad, pese a que la densidad de tráfico que soportan es menor que autopistas o autovías. De hecho, de julio a septiembre, uno de cada tres fallecidos en accicdente de tráfico se produjo en los tramos identificados como peligrosos.