Jorge Rodríguez, presidente de la Diputación de Valencia explicó ayer a Levante-EMV que en estos primeros 100 días al frente de la institución ha habido cambios «de formas y de fondo para que los valencianos dejen de avergonzarse de la entidad». De formas porque quiere construir una Diputación «de abajo hacia arriba», en la que «los alcaldes y los regidores marquen el camino», apunta, en una diputación que ha recibido a personas y colectivos «injustamente maltratados» anteriormente.

De fondo porque, como relata Rodríguez, por primera vez se han hecho planes, que llegan a todos los municipios, contra la violencia machista; y los 72 millones de superàvit de 2014 se han destinado a las localidades (Plan de Inversiones sostenibles, del que se beneficiarán 1.475 proyectos) y no se han devuelto a los bancos.

Además de la reuniones comarcales, el presidente también ha visitado municipios de todas las comarcas y pretende dar el protagonismo a los ayuntamientos, siendo estos quienes decidan y gestionen qué proyectos se hacen en sus localidades con las herramientas de la diputación.

Tras estos 100 días posteriores al nombramiento de Jorge Rodríguez como presidente (el pasado 14 de julio), por delante queda «resetear la Diputación de Valencia y reinventarla», afirma su máximo responsable, y añade que es necesario «recuperar el trellat y la normalidad», así como el «prestigio y la modernidad».

La reconversión de Imelsa, el relanzamiento de los museos o la colaboración con la justicia son actuaciones que califica de «normales», frente a la anterior etapa del gobierno del PP.