La clave está en las cantidades. Los oncólogos, así como las asociaciones sanitarias y científicas lanzaron ayer un mensaje de tranquilidad a la población. Ante la pregunta de si es sano o no comer carne procesada o roja, la respuesta es directa: «sí, con moderación». Y es que uno no puede mantener una alimentación sana si la basa en comer, a diario, salchichas, bacon, hamburguesas y ternera o cerdo. Pero eso, según los mismos expertos, «no es nada nuevo».

Una de las primeras entidades que salió a la palestra tras el informe de la OMS que ponía el foco en los riesgos cancerosos de la ingesta de carnes procesadas y rojas fue la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), con declaraciones del jefe de servicio de Oncología Médica del Hospital Arnau de Vilanova de Valencia, Antonio Llombart. «La consideración de la OMS no es ninguna sorpresa ya que existen estudios epidemiológicos desde hace años que han encontrado una relación entre el consumo de carnes rojas y procesadas y el riesgo de cáncer colorrectal», aseguró tras indicar, sin embargo, que es «un factor pequeño» y un riesgo «mucho menor que, por ejemplo, el del tabaco».

Dieta mediterránea

Llombart, además, hizo especial hincapié en recalcar los beneficios de los alimentos cuestionados ya que «son fuente esencial de algunas vitaminas y minerales, como el hierro, y proteínas que no son fácilmente sustituibles». Por ello, recomendó la dieta mediterránea y consumir este tipo de carnes entre dos y tres veces por semana, como máximo.

En esta misma línea también se pronunció el director del Instituto Oncológico de la Fundación Jiménez Díaz, Jesús García Foncillas, que afirmó que el objetivo del informe «es que los ciudadanos sigan una dieta equilibrada» o la Sociedad Española de Endocrionología y Nutrición, quien pidió que «no se demonice este tipo de alimentos», mientras desde el Grupo Español de Pacientes con Cáncer recalcaron que «todo lo que se consume de forma abusiva es malo».

La SEEN, sin embargo, da un paso más al recomendar el consumo de este tipo de productos en unas dos raciones de carne roja a la semana, 350 gramos en total, y no más de 20 gramos diarios de carnes procesadas. «El problema reside cuando hay una tendencia a determinados alimentos que sufren un procedimiento y se consume de forma ingente durante mucho tiempo», concluyeron.