El presidente de la diputación, Jorge Rodríguez, y la vicepresidenta, Maria Josep Amigó, comparecieron ayer ante la prensa para celebrar la salud democrática, vienen a decir, por la que atraviesa la institución provincial desde que gobierna la izquierda. Y acto seguido, insistieron en que la diputación ha de suicidarse. Jorge Rodríguez secundó la posición del PSPV y de Ximo Puig, favorable a liquidar las diputaciones y transferir sus competencias al Consell, mancomunidades y ayuntamientos. Se desmarca así de los postulados del líder del PSOE, Pedro Sánchez, quien quiere mantener las instituciones provinciales al entender que «vertebran» el territorio. Con todo, Rodríguez comentó que con la reforma federal del Estado cada comunidad ha de articular los poderes como desee. «Hay servicios que es necesario que se presten, pero ¿han de ser las diputaciones? No», fue la reflexión en voz alta del alcalde de Ontinyent y miembro de la dirección del PSPV en el acto para hacer balance de 100 días de gobierno. Amigó, de Compromís, subrayó que son instituciones «caducas que hay que eliminar» y recordó que el único partido que no llevaba este propuesta en el programa electoral es el PP. «Hay que acabar con el clientelismo y con el besamanos», apostilló. La vicepresidenta apostó por colaborar con «nuestro presidente Ximo Puig cuando pide dinero para los libros de texto», con Alcaraz, con Mònica Oltra o con Marzà. «Nuestra obligación es colaborar», reiteró

Acabar con la «arbitrariedad» en las ayudas y el «clientelismo», y «que la diputación deje de dar vergüenza», es objetivo prioritario para Rodríguez. «La diputación no puede ser el brazo armado de los partidos», sentenció, para rematar, respecto a la macrocausa judicial del caso Rus: «El streptease integral a la diputación se lo harán los jueces».