Los presupuestos de la Generalitat para 2016 aflorarán más de 912 millones de euros de gasto en las conselleries, pero esta operación no será suficiente para reflejar la realidad de lo que cuesta poner en marcha la maquinaria administrativa. El propio conseller de Hacienda, Vicent Soler, admitió la semana pasada que el esfuerzo de realismo no sería suficiente. Las cuentas presentadas el pasado viernes lo atestiguan. Difícilmente, los 17.155 millones programados para 2016 serán suficientes para cubrir todo el gasto real, como no lo serán los 17.191 de 2015 para hacer frente a las necesidades de este año. De hecho, a 30 de septiembre de 2015, el Consell había modificado al alza los capítulos de gasto del presupuesto un 9,4% (el FLA le permitió pagar facturas del cajón legal), lo que implica un presupuesto de 18.815 millones frente a los 17.191 aprobados por las Corts, nada menos que 1.624 millones más de desviación. Además, 16.252 millones ya están en fase de gasto comprometido.

Los datos figuran en el informe en el que se da cuenta de la ejecución del presupuesto a 30 de septiembre. Prácticamente todas las conselleries habían disparado su presupuesto de gasto. Con todo, la Conselleria de Sanidad se sitúa a la cabeza del desfase. De los 5.492 millones de euros que tenía consignados al empezar el año, nueve meses después ya lo había aumentado en 837 millones de euros, por lo que la previsión al acabar el año era gastar 6.330 millones.

Por capítulos, la mayor desviación (679 millones) se dio en capítulo dos, los gastos de funcionamiento.

El ejercicio de realismo del nuevo Consell en el departamento de Sanidad se quedaría corto a no ser que el bipartito metiera tijera en alguno de los programas de gasto. Así, el departamento que dirige Carmen Montón tiene, por primera vez en la historia, un presupuesto que supera el billón de las antiguas pesetas: 6.078 millones de euros. Le faltarían por tanto unos 300 millones más siempre y cuando no se quisiera gastar menos que en 2016 que este año. No es de extrañar que la presidenta del PP, Isabel Bonig, pusiera ayer el presupuesto de Sanidad de 2016 como ejemplo de la falta de realismo de las cuentas del bipartito.

Con todo, no es el único caso. Casi todas las conselleries han modificado al alza su presupuesto de gastos. Y la extinta conselleria de Infraestructuras, que precisamente dirigía Bonig, es una de las que menos se ajustó a lo previsto inicialmente. En el reparto que en su día hizo el Consell popular de Fabra, a esta conselleria le tocaron 340 millones de euros, pero su presupuestos de ha modificado al alza en 346 millones.

También hubo desfases destacados en la sección de Gastos Diversos que pasó de tener 173 millones de euros a disponer el 30 de septiembre de 475 millones de euros. El servicio de la deuda gastó menos de lo previsto: 49 millones menos de gastos financieros.

Por su parte, las Corts, la Sindicatura de Comptes y los entes estatutarios (Consell Valencià de Cultura, Consell Jurídic Consultiu, Acadèmia Valenciana de la Llengua) estaban en la fecha referenciada ajustados a su presupuesto inicial: suman alrededor de 45 millones de euros.