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Medio ambiente

La lluvia agrava el efecto del fuego y provoca grandes pérdidas de suelo

Las imágenes del satélite «Modis» muestran el vertido en el mar de miles de toneladas de sedimentos procedentes de las montañas

La lluvia agrava el efecto del fuego y provoca grandes pérdidas de suelo

Una imagen obtenida por el sensor «Modis» de la NASA en la tarde del pasado 3 de noviembre, coincidiendo con el episodio de lluvias torrenciales registrado en la Comunitat Valenciana ha vuelto a poner de manifiesto los graves problemas erosivos que afectan al territorio autonómico.

En la imagen, a la derecha, son visibles sobre el mar las plumas formadas por estos sedimentos, canalizados a través de ríos y barrancos.

Destaca la pluma de color más oscuro formada en la desembocadura del río Palancia, en Sagunt, y en menor medida por el Turia en Valencia o el Júcar en Cullera. Bajo las nubes situadas en el norte se adivina también el aporte provocado la crecida del Mijares y de su afluente la rambla de la Viuda.

Mucho más al sur, pequeños barrancos como los situados al sur de Moraira provocan también cambios en la tonalidad del agua que denotan la gravedad de los procesos erosivos.

Los repetidos incendios forestales, el abandono de cultivos y, en general, la ausencia de una masa forestal en buenas condiciones y la fuerte pendiente que alcanzan los pequeños cauces procedentes de las montañas más proximas a la costa están detrás de este fenómeno.

Además de la pérdida de suelo fértil, que en muchos casos, especialmente en las comarcas del sur y en alguna áreas de Castelló, según los expertos, pueden ser irreversibles, los sedimentos acortan la vida útil de infraestructuras como los embalses, cuya función es esencial para la agricultura valenciana.

La única lectura «positiva» de la imagen es el incremento de las aportaciones de sedimento a las playas valencianas.

Impacto en los embalses

Las lluvias torrenciales han tenido un impacto positivo sobre los embalses situados en la proximidad de la costa, aunque el inmenso volumen de agua que llegó a estas infraestructuras no ha podido ser retenido debido a la necesidad de dejar resguardos de seguridad en previsión de nuevos episodios

Ejemplo de estas limitaciones son los embalses del Palancia (Regajo) y el embalse de Sitjar , que ha laminado casi 10 hectómetros cubicos para evitar riadas aguas abajo del Mijares.

Los grandes embalses como Alarcón y Contreras apenas han recibido aportes.

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