La Iglesia no quiere permanecer ajena a la situación que viven miles de refugiados que huyen de sus países en guerra y se encuentran atrapados en la frontera de Europa. Por ello, Cáritas, Confer, Justicia y Paz y la secretaria de migraciones de la Conferencia Episcopal han formado la Red Intraeclesial para dejar claro cuál es su posicionamiento respecto a los movimientos migratorios, los derechos de las personas migrantes y refugiadas y el desarrollo de una cultura de acogida basada en la hospitalidad.

«España sigue siendo uno de los Estados más restrictivos a la hora de conceder el estatus de refugiado a personas que huyen de conflictos armados. Esto ha provocado que centenares de personas procedentes de Mali, República Centroafricana, Libia o Siria, entre otros, se encuentren desde hace tiempo, como inmigrantes en situación irregular en nuestros barrios, calles o Centros de Internamiento», aseguran en el documento.

Pero ahí no queda la cosa. Aseguran que la realidad «nos muestra que los flujos son ya mixtos y que responden a múltiples factores. Las personas que llegan a nuestras fronteras y a nuestros territorios no tienen una forma segura para acceder a Europa por la falta de canales legales (en el caso de las personas migrantes) y de canales seguros (por la ausencia de corredores humanitarios en el caso de los solicitantes de protecció?n internacional). Como consecuencia de ello, las personas buscan rutas alternativas cada vez más largas y peligrosas, que ponen su vida y la de sus familias en manos de las mafias.

En contra de lo que se escucha habitualmente, la proliferación de las mafias surge, en nuestro análisis, ante la falta de alternativas legales para llegar a Europa».

De esta forma, la Iglesia pide un cambio de actuación a los gobiernos al dar un paso al frente en la actual situación de emergencia. Sin embargo agradecen, y ponen como ejemplo, la actuación de los países que han asumido una llegada más numerosa de personas (como es el caso de Grecia o Serbia) así como a los que están soportando en los últimos años, con pocos medios y con una gran fragilidad propia, el mayor peso en la acogida de refugiados (Jordania, Turquía o Líbano, entre otros) al ser zonas de paso para llegar a Europa.