La Universitat de València (UV) lidera un estudio que utiliza pasajes de películas para analizar la aceptabilidad de la violencia contra la mujer en la pareja. Enrique Gracia y Marisol Lila, investigadores del Departamento de Psicología Social de la UV, y Christina M. Rodríguez, investigadora de la Universitat de Alabama (Birmingham, EE UU), han publicado los resultados de esta investigación en la revista «Frontiers in Psychology».

La violencia doméstica contra las mujeres por parte de sus parejas masculinas es un fenómeno generalizado en todos los países y culturas, aunque en grado diverso. Es la forma más común de violencia que sufren las mujeres, con un porcentaje medio mundial que se calcula alrededor del 30 % y que baja al 23,2 % en las regiones de renta alta, y una tasa mundial de homicidios de mujeres cometidos por sus parejas de un 38,6 %, que sube al 41,2 % en los países occidentales.

Contra estos datos preocupantes, la investigación realizada por los investigadores de la UV presenta unos datos que, con unos medios originales y de fácil aplicación, como el uso de películas, pueden validar un método que evalúe de manera fiable el grado de aceptabilidad de la violencia física contra las mujeres. De películas bien conocidas del gran público, como «El color púrpura», «No sin mi hija», «Durmiendo con su enemigo» o «Tomates verdes fritos», se han extraído pasajes de 90 segundos que retratan la violencia de pareja. Los fragmentos seleccionados fueron visionados por dos muestras independientes: por una parte, 245 estudiantes del grado de Psicología de la UV, compuesto por 189 chicas y 55 chicos. Por otra, 94 hombres agresores que participan, por mandato judicial, en un programa de intervención para maltratadores y que estaban condenado a menos de dos años de cárcel y no tenían antecedentes penales.

Este nuevo procedimiento tiene su clave en la evaluación del tiempo de respuesta a los pasajes de video que muestran la agresión física masculina contra las parejas femeninas, lo que proporciona una medida analógica (indirecta) de su aceptabilidad. Así, se pidió a los participantes que parasen el video en el momento que consideraban que en la escena el hombre era violento. Los investigadores registraron el tiempo transcurrido (en fracciones de segundos) desde que se produce el contacto físico agresivo inicial entre la pareja hasta el momento en que el participante de la prueba detiene el clip. La puntuación total se obtuvo por el tiempo medio de demora en todos los clips. Si el resultado da mayor tiempo de demora en juzgar una escena como abusiva, indica una mayor aceptabilidad de la violencia de pareja contra la mujer.

Hasta ahora, la investigación con agresores sobre la aceptabilidad de la violencia en las relaciones de pareja se había limitado a los autoinformes de los intervinientes en este delito, que a menudo proporcionan explicaciones distorsionadas o que pueden acabar siendo tergiversadas. Pero los resultados obtenidos con la aplicación de este nuevo instrumento analógico demuestran una validez adecuada. Lo confirma la correlación comprobada entre el tiempo de respuesta a las escenas de violencia en los videos y la justificación de la violencia: tanto los agresores como los estudiantes que obtuvieron puntuaciones elevadas en la prueba (es decir, que tardaron más tiempo en juzgar una escena del vídeo como abusiva) obtuvieron puntuaciones elevadas en las justificaciones dadas en el autoinforme sobre el abuso de pareja.

Ahora bien, el grupo de los agresores puntuaron significativamente más alto en la aceptabilidad de la violencia de pareja que el grupo de los estudiantes, y dentro de este último grupo, los estudiantes hombres también obtuvieron puntuaciones más elevadas que las mujeres. Además, también se observa una diferencia en el tiempo de respuesta entre los agresores que se encontraban al principio del programa de intervención que los que ya estaban finalizándolo, ya que estos últimos detuvieron los videos mucho más rápidamente, es decir, que presentan una menor aceptabilidad de este tipo de violencia.

Estos resultados aún se han de considerar preliminares, pero constituyen un descubrimiento particularmente interesante en términos de indicadores de eficacia de los programas para agresores. Proporcionan un sondeo psicométrico y un procedimiento válido para medir la aceptabilidad de la violencia doméstica contra las mujeres por parte de sus parejas, y son una valiosa herramienta complementaria a los autoinformes que evalúan las actitudes y las creencias respecto a este tipo de violencia. En palabras de Marisol Lila: «los resultados preliminares obtenidos sugieren que esta puede ser una herramienta prometedora para evaluar la aceptabilidad de la violencia en las relaciones de pareja, y pone de relieve la necesidad de considerar otras alternativas al autoinforme para analizar las posibles creencias sobre la violencia de pareja».

Una encuesta reciente realizada entre los 28 estados miembros de la Unión Europea estima que una media del 22 % de las mujeres europeas han sido víctimas de violencia física i/o sexual por parte de sus parejas desde la edad de 15 años, con una prevalencia entre los países que va desde el 13 % hasta el 32 %. Según esta encuesta, la prevalencia en España es del 13 %, la más baja de la Unión Europea.

Ahora bien, cabe destacar que la aceptabilidad de la violencia de pareja contra la mujer no depende solo del agresor: también pesa el grado de culpabilización de las mismas víctimas y la actitud del público en general frente a este comportamiento. En esta línea de las actitudes públicas respecto a este tipo de violencia, otra encuesta europea indica que las actitudes de culpabilización de las víctimas continúa siendo generalizada entre los países, con una media del 55 % de los ciudadanos europeos que considera que la conducta «provocadora» de las mujeres es una de las causas principales de la violencia doméstica. Una vez más, en comparación con otros países europeos, la prevalencia de estas actitudes en España es del 33 %, también la más baja de la UE (que varía entre el 33 y el 86 %).

La aceptabilidad de la violencia doméstica contra las mujeres también está directamente relacionada con el tipo de comportamiento que se considera como «violento» dentro de la pareja. Si en algunos incidentes esta violencia es percibida como no muy grave, es decir, más aceptable, puede conducir a la persistencia de este tipo de comportamiento entre los agresores, y hasta estar justificada por las mismas víctimas y su círculo social. Esta situación, además, también puede hacer que las víctimas no divulguen los ataques, no pidan ayuda ni tampoco abandonen la relación de pareja, porque pueden llegar a creer que su círculo social acepta esta violencia o la considera justificada.