Las comunidades del arco mediterráneo „Andalucía, Baleares, Cataluña y Comunitat Valenciana (Murcia excusó su asistencia a última hora)„ acordaron ayer coordinar acciones y compartir experiencias para combatir el cambio climático y reclamaron «una atención preminente» para este espacio justificada en su «vulnerabilidad» frente al calentamiento global.

La «Declaración del Mediterráneo por el Cambio Climático» se firmó ayer en el marco del ciclo de conferencias convocado por la Generalitat Valenciana para analizar las consecuencias del calentamiento global en la fachada mediterránea y las perspectivas de la Cumbre del Clima que se va a celebrar en París y en la que se espera un acuerdo internacional de gran alcance. La declareción recuerda las características mediterráneas que hacen de este espacio uno de los más «vulnerables». Califica de «urgente» la cooordinación de acciones, tanto a nivel estatal como europeo e internacional «para hacer que el Mediterráneo obtenga una atención preeminente en el estudio, adaptación y mitigación del cambio climático».

Los firmantes, en representación de las comunidades autónomas citadas, reconocen el «reto global» del problema sin olvidar la necesidad de contribuir a su solución con políticas locales. Así, recoge el compromiso de «articular políticas adecuadas e innovadoras» y de coordinarse y compartir experiencias novedosas para «afrontar este desafío social y económico con las máximas garantías».

El acuerdo subraya su vertiente social proponiendo «políticas ambientales para frenar el calentamiento global con una sensibilidad especial «hacia los territorios menos desarrollados» y hacia las personas «más desfavorecidas».

Mensaje optimista

La declaración fue precedida de una conferencia del ensayista Antxon Olabe, que expuso «un escenario favorable» para la firma de un «gran acuerdo en París». La clave, en su opinión, ha sido la toma de posición del presidente estadounidense Barack Obama y su capacidad para sumar a China y al resto de países industrializados„apenas ocho„ que suman el 51% de las emisiones.

En su opinión, las leyes físicas «siguen su propio camino» y «por desgracia no tenemos todo el tiempo del mundo» para llegar a un acuerdo. «Existen evidencias de que nos encontramos en umbrales críticos y que existe una retroalimentación de los efectos del calentamiento global como el deshielo del permafrost que está liberando cantidades ingentes confinados durante miles de años».

«Si los acuerdos que hay perfilados se mantienen, quizá no sea suficiente para garantizar esa subida del 2 grados, pero al menos descartan dos de los escenarios más negativos que estableció el Panel Intergubernamental».

Antxon Olabe cree que los líderes mundiales deberían reafirmar el «compromiso moral» de no hacer nada que contribuya a superar el umbral de los 2 grados y de establecer «mecanismos de vigilancia».

Entre las «debilidades» del posible acuerdo en París citó que el apoyo de EE.UU es «unilateral», protagonizado por los demócratas, y con el «tea party» y los republicanos claramente en contra.

Pese a transmitir optimismo, Olabe recordó las voces científicas que apuntan a que «se ha excedido el límite de seguridad» y existe «una desestabilización general» del planeta no solo en el cambio climático, sino también en ámbitos como la «pérdida de biodiversidad» y el ciclo del nitrógeno. «Si hay acuerdo, al día siguiente habrá que ponerse a trabajar en estos retos que son igualmente urgentes».

Deuda medioambiental

La segunda jornada del ciclo tuvo el respaldo del alcalde de Valencia Joan Ribó y al presidente de la Generalitat Valenciana Ximo Puig, que destacó la gran «deuda medioambiental» que tiene la sociedad con las generaciones futuros. El presidente volvió a recordar «el compromiso» y la «prioridad» del nuevo gobierno valenciano con políticas «más sostenibles» que faciliten «un cambio de modelo» productivo.

Finalmente, el alcalde de Valencia, Joan Ribó, se refirió a la lucha contra el cambio climático como «una oportunidad para cambiar el modelo productivo» y dijo que Valencia se incorporará al Pacto de Alcaldes de la Unión Europea que tiene como objetivo reducir en un 40% las emisiones de CO2 para el año 2030. «Convertiremos Valencia una ciudad baja en carbono», concluyó Ribó.