La mortalidad de los recién nacidos con un peso inferior a un kilogramo ha pasado de un 90 % en los años ochenta a un 20 % en la actualidad, un aumento de supervivencia y calidad de vida que ha sido posible por los avances en la investigación y la mejora de los cuidados.

Los principales riesgos de los prematuros, que son los que nacen antes de la semana 37 son proporcionales al peso y semana de nacimiento, ya que cuanto menor peso y menos semanas de gestación, mayores son la secuelas en su salud. Desde hace más de dos décadas, La Fe es referencia en el control de los embarazos de riesgo que pueden devenir en un nacimiento pre-término, con diversas técnicas y tratamientos orientados tanto a retrasar el nacimiento prematuro como a prevenir secuelas en los recién nacidos, y en la atención de los bebés que nacen antes de tiempo.

Durante el pasado año ingresaron en el Servicio de Neonatología del Hospital La Fe 651 bebés prematuros de menos de 37 semanas, lo que supone el 12,5 % de los nacidos en ese centro hospitalario y casi la mitad de los atendidos en el servicio (45 %). Del total de prematuros, 75 nacieron con un peso inferior a 1 kilo.

El bajo peso al nacimiento, ligado a esta prematuridad, es uno de los factores más determinantes en la mortalidad neonatal y de riesgo de deficiencias en el desarrollo en la infancia.

Para prevenir el parto prematuro, el servicio de Obstetricia del Área de Enfermedades de la Mujer de La Fe reúne en una consulta de Alto Riesgo el control de las gestantes con posibilidades de dar a luz de forma precoz.

Según Alfredo Perales, jefe del servicio, el sistema más fiable para predecir un parto prematuro es la existencia de otro anterior, ya que la recurrencia se sitúa en el 17 %.

En embarazos gemelares, la prematuridad se da en aproximadamente el 50 % de los casos y, teniendo en cuenta que el número de embarazos múltiples ha ido en aumento, «esta cifra es bastante elevada». De hecho, en 2011 el número de partos gemerales fue de 147, en 2014 se llegó a los 219 (un 4,4 % del total).