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Entrevista

Patricia Campos: "Vivimos en un mundo que no es un lugar seguro para las mujeres"

Esta joven de Onda apuesta por seguir trabajando para romper todas las barreras de desigualdad

Patricia Campos: "Vivimos en un mundo que no es un lugar seguro para las mujeres"

Su vida ha sido siempre una lucha constante contra la desigualdad entre hombres y mujeres y, poco a poco, ha ido abriendo camino. Se convirtió en la primera piloto de las Fuerzas Armadas españolas y, por si eso no fuera poco, logró ser también la primera entrenadora europea de un equipo de fútbol profesional en Estados Unidos. Su trayectoria y su ambición han llevado a la ondense Patricia Campos a convertirse en una de las mujeres más activas en la lucha por la igualdad y la ONU ha reconocido la importante labor que desempeña incluyéndola en el listado de mujeres pioneras.

¿Cuándo y cómo empieza su particular lucha por la igualdad entre hombres y mujeres?

Sin darme cuenta, desde muy pequeña. A veces los niños no me dejaban jugar a fútbol con ellos porque era una niña y al final conseguía meterme y jugar con los chicos. Estudiaba música y no veían bien que tocara la trompeta porque era chica y yo seguía haciéndolo.

Siempre vinculada a mundos 'machistas' como el Ejército o el fútbol, ¿es difícil abrirse paso?

Mucho, pero con ganas y lucha al final obtienes tu recompensa.

¿Cómo decidió entrar en el Ejército?

Quería ser piloto militar para tomar en un portaviones, era mi sueño, y luché hasta conseguirlo.

La lista de 40 mujeres en la que la ONU la incluye engloba perfiles variados pero toda unidas por la misma causa: la lucha por los derechos de las mujeres, ¿qué se siente al estar en esa lista?

Es un reconocimiento internacional por parte de Naciones Unidas que sirve para derribar otra muralla que desaparece del camino. Pienso que repercute positivamente en todas las mujeres y hombres ya que hacemos visible a la sociedad que nosotras tenemos la capacidad suficiente de contribuir de forma positiva en este mundo y de hacer lo que nos propongamos.

¿Es una responsabilidad?

Sí, por supuesto. Que la ONU reconozca tu trabajo y estar al lado de mujeres tan importantes te hace aún más si cabe comprometerte más con la sociedad.

¿Cuál es su balance de la situación en el mundo en referencia a los derechos de las mujeres?

Sócrates dijo: «Hay que estar agradecido por tres cosas: ser humano y no animal; ser griego y no romano; haber nacido hombre y no mujer». A lo largo de la historia, la sociedad ha ido avanzando, aunque en ocasiones sigue pasando lo mismo que hace siglos. Ser mujer en algunos países significa estar destinada a la violencia y discriminación. La equidad entre hombres y mujeres es objetivo fundamental para el progreso del desarrollo humano y la ONU está comprometida con hacer que la igualdad de género sea una realidad, como potenciador de la prosperidad y el bienestar de todos.

¿Y en España? ¿Se ha mejorado o queda mucho por hacer?

Se ha mejorado mucho pero aún nos queda muchísimo. El machismo es considerado un hecho legendario. A lo largo de los años, la esfera pública ha sido reservada para los hombres, mientras que la única opción de las mujeres era cuidar a los hijos, cocinar y opinar lo menos posible. Ahora, las mujeres ocupan también puestos de responsabilidad.

¿Vivimos en una sociedad machista?

Sí. Vivimos en un mundo que no es un lugar seguro para las mujeres, donde cuando violan a una mujer, la sociedad se pregunta qué ropa llevaba; donde existen las bodas infantiles; donde las mujeres no pueden conducir o votar; donde las mujeres que toman decisiones son unas mandonas?

Estuvo recientemente en Uganda con una ONG, ¿qué se encontró y qué logró aportar a aquella sociedad?

Me encontré una sociedad muy deprimida. Sin ropa, comida, agua y con sida. Yo intenté aportar felicidad y esperanza en un futuro mejor, y creo que lo conseguí. El tiempo que pasamos juntos es algo que nadie nos podrá quitar y nos acompañará para siempre.

¿Cómo resumiría su experiencia allí? ¿Pasó miedo?

Fue una experiencia magnífica. Llena de satisfacción. Eso sí, te quedas un poco con la sensación de que se puede hacer más. Y por supuesto que pasé miedo. Es una sociedad donde la supervivencia de uno está por encima de todo.

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