«Una experiencia tortuosa». Así definió Francisco Gómez Barroso, uno de los tres liquidadores de RTVV, los meses que llevan en el cargo. Compareció con sus compañeros, Agustín Arenas e Ignacio Baixauli, y el secretario autonómico de Comunicación, José María Vidal, para explicar que llegaron a un edificio «sin un solo trabajador» y no tuvieron la más mínima colaboración de sus antecesores, los liquidadores nombrados por el PP. Hasta el punto de sufrir un «bloqueo informático» que no les permitía «acceder a la contabilidad ni a las bases de los contratos». La liquidación consiste, agregó, en «ir solucionando problemas todos los días». Entre las «innumerables» contrariedades habló de «pleitos de trabajadores y productoras», que meten demandas «todos los días». Explicaron que la seguridad, limpieza y otros gastos de mantenimiento, además del pago de deudas, suponen un millón de euros de gasto mensual. En el capítulo de irregularidades, Agustín Arenas lamentó que sus predecesores no enviaron la documentación requerida por el juzgado. Una revelación surrealista coronó la intervención de los cuatro: el edificio de RTVV, valorado en 25 millones, no consta en el Registro de la Propiedad, sólo aparece un solar. f. arabí valencia