Una pequeña parte de Venezuela latía ayer con fuerza en Valencia. La comunidad acoge a una colonia de algo más de 4.500 venezolanos -4.588 según el dato actualizado del Instituto Nacional de Estadística- cuyos miembros seguían ayer expectantes las noticias sobre los resultados electorales a la Asamblea Nacional que, por primera vez desde hace 17 años, ha perdido el chavismo.

Las noticias se vivían con «alegría» pero también con «temor y cautela» por cómo reaccionará Maduro y el oficialismo ante la indiscutible victoria de la Mesa de Unión Democráctica con 103 diputados adjudicados de los 167 de la cámara, a falta de repartir 16. «Es muy interesante que el presidente Maduro haya reconocido ya la derrota porque, hasta ahora, no lo había hecho», explicaba ayer Norma Aguilar, presidente de la ONG Venenval, Venezolanos en Valencia. Parte de sus asociados se reunían ayer por la tarde en Valencia para celebrar los resultados aunque tienen claro que, a partir de ahora y, si les dejan a los vencedores, el camino «no va a ser fácil».

«Está claro que no se va a cambiar todo de la noche a la mañana», reconocía Aguilar recordando que, además de los problemas de «corrupción, suministros y escasez», la asamblea debía luchar contra el gran problema de la inseguridad.

En todos estaba la idea de unir a una población que lleva 17 separada para empezar a trabajar. «La idea no es apostar por el revanchismo, sino apostar por la unión para enfrentar los problemas», según la presidenta de la ONG.

«Un rayo de esperanza»

Leonor es otra de los 2.322 venezolanos que residen en Valencia y que junto a casi toda su familia, ha dejado su país en los últimos años por la inseguridad y la crisis. «Por un lado estamos muy felices, es un rayo de esperanza tras 16 años de chavismo pero hay que ir con cautela. Me da mucho miedo porque es un gobierno que ganó una vez pero después se ha valido del populismo y el resquemor para mantenerse. No sé cómo van a salir».

Al igual que Norma, Leonor tiene claro que el vuelco en las elecciones es un primer paso pero habrá que trabajar «mucho» para devolver al país a los niveles de generación de riqueza que tenía hace unos años. «Éramos los terceros en producción petrolífera y ahora somos el segundo país más violento: el trabajo es inmenso», añade.

Sobre la reacción del oficialismo tras la debacle electoral, Leonor cree que se huirá del revanchismo pero teme «el fanatismo» de los chavistas. Así, cree que en Venezuela no ha habido una explosión de crisis social fuerte «porque somos muy demócratas».

Ambas tienen familia todavía viviendo en el país y tanto una como la otra, ratifican que el día a día es una lucha continua para los residentes. «La realidad la supe cuando mi hermana vino aquí en junio porque por teléfono me contaba medias verdades: días enteros para conseguir lo que hubiera en los supermercados y con carestía de cosas básicas como el papel del WC», relata Leonor. Norma ejemplifica lo que está sucediendo con una simple anécdota: «una de mis sobrinas lloró cuando entró aquí a un supermercado y vio todo lo que había. Es increíble lo que está pasando».

Maduro, por ahora, ha asegurado que la ganadora de las elecciones había sido «la democracia».