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Estas son las principales propuestas contenidas en las 87 páginas del borrador del «Libro Blanco de la Profesión Docente» que ha redactado el filósofo, pedagogo y catedrático de instituto José Antonio Marina por encargo del Ministerio de Educación.

EXAMEN NACIONAL ÚNICO

Prueba de acceso común para entrar en el «MIR» docente

La propuesta aboga por «seleccionar al principio» al futuro docente y no al final, como el concurso-oposición actual. «Nos parece que esta es la mejor solución, porque la formación de alto nivel es cara, y no puede estar masificada», explican los autores del Libro Blanco. Tras la formación de grado universitario, los aspirantes a docentes deberán superar una prueba de selección, de nivel nacional, para ingresar en el proceso de profesionalización y especialización docente, que tendría tres años de duración. La prueba sería homogénea en todo el territorio con criterios de baremación idénticos en todas las autonomías.

«NÚMEROS CLAUSUS»

Un «MIR» de un curso de teoría y dos de prácticas pagadas

La prueba nacional de acceso al «MIR» educativo tendrá «numerus clausus» adaptados a la oferta de plazas y necesidades del sistema docente público y privado. La formación es «cara y sólo debe aplicarse a alumnos que hayan demostrado su aptitud y que vayan a tener la posibilidad de encontrar colocación», indican los autores, que advierten de que actualmente aprueban los grados de Magisterio y el máster de Secundaria el triple de las personas que el sistema puede emplear. En la prueba de acceso, cada aspirante obtendría una nota global que le permitiría acceder al Centro Superior de Formación del Profesorado para estudiar un máster de un año. Si se aprueba este curso, se pasa a una segunda fase de dos cursos de prácticas docentes en un centro educativo. Los profesores tendrían la condición de Docentes En Prácticas (DEP), con reducción de carga lectiva y un programa adecuado de mentorización. «Están en el centro para aprender, no para cubrir una plaza», subrayan. Percibirían por su trabajo «una retribución adecuada», apuntan. La superación de esta segunda fase culminaría con la obtención de un Diploma de Aptitud, obligatorio para dar clase tanto en la pública como en la privada y concertada. Para ingresar en la función pública docente hay que pasar una evaluación final.

MÉRITO VS ANTIGÜEDAD

Evaluación permanente e incentivo salarial a los mejores

Proponen una evaluación permanente del docente «para poder establecer una carrera profesional que no se base únicamente en la antigüedad, como ahora». Un examen que «tendrá relevancia para la retribución del docente», pues consideran que «se deben premiar los méritos profesionales». Los criterios de evaluación incluyen «el análisis del portfolio» del profesor „ documento que recoja la formación reglada o no reglada del docente, sus conocimientos, logros, proyectos...„, el progreso educativo de sus alumnos, la observación del docente en el aula, la evaluación de los resultados del centro, e incluso la opinión de los alumnos «medida con cuestionarios debidamente estudiados», la relación del docente con las familias y su participación en actividades del centro, y también su evaluación por parte del claustro. Estos parámetros se deben adaptar a «las condiciones de dificultad del centro». «El ideal a conseguir „añaden„ es que los docentes más capaces vayan a los centros más conflictivos». «Nos parece admirable que en Singapur los maestros consideren un honor ser requeridos para ser trasladados a una escuela para dar clases a un grupo marginal de estudiantes», dicen.

NUEVAS PROFESIONES

Cuerpo de directores, gerentes en los colegios, bibliotecarios...

Proponen la creación de un Cuerpo de Directores en Primaria y Secundaria, gerentes en los colegios e instituto que organicen horarios, etc... Además también reclaman que los centros cuenten con bibliotecarios, educadores sociales y expertos en medios digitales aplicados a la escuela.