Adentrarse en la vida de hace 2.000 años es fácil en Sagunt. En la localidad que en el año 218 antes de Cristo enfrentó en la II Guerra Púnica a Roma y Cartago, aún son visibles vestigios anteriores al asedio de Aníbal. No obstante, lo que encandila al visitante es el esplendor que alcanzó en la posterior reconstrucción de la ciudad y que dejó una ciudad rica, con puerto marítimo, espectaculares obras civiles como un Teatro Romano que sigue acogiendo representaciones, un circo, el Foro situado en el Castillo, un acueducto, un puente, cuidadas calzadas y espléndidas villas; una localidad que en el aquel momento buscaba imitar a la metrópolis de referencia de ese imperio y que ahora aspira a ser declarada Capital Valenciana de la Romanización, tal y como ya aprobó esta semana el pleno municipal.

Esa etapa de esplendor se forjó en tiempos de Augusto, desde el año 27 a.C al 14 d.c., e incluyó el logro del rango de «municipium» de ciudadanos romanos en el año 4-3 a.c. Prueba de la importancia que alcanzó la ciudad es el foro que se construyó en el Castillo, una inmensa plaza pública cerrada y porticada de la que son visibles los cimientos, dentro de un inmenso conjunto que también encierra restos islámicos y napoleónicos, además de su pasado íbero.

El Teatro Romano erigido a mediados del siglo I junto al Castillo es la confirmación de ese desarrollo que logró la ciudad y el principal exponente del legado de esa época. Se trata de un monumento único por sus características en la Comunitat Valenciana y el primer edificio declarado monumento nacional el 26 de agosto de 1896.

Los tesoros que encierra el Museo Arqueológico situado en la subida al Castillo y, en concreto, los togados romanos o los restos del puerto marítimo también prueban la opulencia lograda por Sagunt en ese periodo, que también ha quedado patente con el descubrimiento de ricas villas muy bien decoradas, como se puede ver en la Domus dels Peixos, un espacio musealizado situado en la calle Valencia.

Pero hay muchas más pistas del rico Sagunt romano, incluso lejos de esta zona centro de la ciudad donde también están los restos del Templo de Diana. La puerta del antiguo circo romano en la Calle Huertos y las huellas de otros monumentos civiles y religiosos prueban también esa expansión, al igual que el tramo de calzada mejor conservada de la Comunitat Valenciana que se puede ver en el Museo Vía del Pòrtic de la Plaza de la Morería y otros vestigios de un ramal de la Vía Augusta que se dejaron visibles en la avenida País Valencià.

Además de los restos arqueológicos, Sagunt cuenta con otros atractivos para quienes busquen redescubrir su pasado romano. El aula permanente de cultura clásica situada en la subida del Castillo, la Saguntina Domus Baebia, es todo un lujo para los miles de alumnos que acuden anualmente a sus talleres sobre aspectos de la vida cotidiana como la cocina o el maquillaje; un lugar que suele hacer jornadas de puertas abiertas en junio, a las que acepta a cualquier visitante, y que el ayuntamiento pretende ampliar en un futuro, para que también haga actividades para turistas. El Museo de la Escena Grecolatina ubicado en la Casa dels Berenguers también ayuda a conocer cómo se vestía entonces y cómo se ha adaptado esa vestimenta a las obras de teatro estudiantiles.

Por ello, el Sagunt romano puede saborearse tanto en un día como en más, en función de lo que uno esté dispuesto a abarcar. La suerte es que el acceso a todos los monumentos es gratuito, excepto en los Museos Vía del Pòrtic y la Domus dels Peixos, donde hay visitas guiadas para las que se debe reservar cita con antelación, llamando al 96 265 58 59, y desembolsar un euro por persona.