Las mujeres valencianas esperan por primera vez hasta los 33 años para tener su segundo hijo según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El traspaso de la frontera es la consecuencia lógica del retraso, cada vez más evidente, de la edad media para tener el primer hijo: los 30,3 años, muy cerca de la media nacional que, en 2014, se situó en los 30,5 años según los datos del organismo.
La cifra en la Comunidad Valenciana es la misma que la recogida a nivel nacional pese a que entre autonomías hay diferencias más que evidentes. De entre las 17 comunidades y dos ciudades autónomas del Estado, es en Galicia donde las madres dejan de ser primerizas a una edad más tardía: casi a los 34 años (33,91 años) mientras que en la ciudad de Melilla, el segundo de los niños llega con una edad media de la madre de 30,39 años. De hecho, las mujeres melillenses son las más jóvenes de España en tener a su primera hijo (a los 27,8 años) lo que facilita el adelanto de edad en tener al segundo descendiente.
La horquilla de cerca de tres años entre la edad en la que se tiene el primero y el segundo de los vástagos es una constante en las familias valencianas desde principios de siglo XXI aunque es la primera vez que se ha sobrepasado la frontera de los 33 años de media para aumentar la familia ya que desde 1999, las mujeres valencianas tenían el segundo hijo en una edad media de 32 años.
Ambas edades han ido creciendo de forma paulatina durante los últimos quince años. En el año 2000 y según las cifras el INE, las valencianas tenían una media de 29 años recién cumplidos al ser madres por primera vez y 32,1 años con el segundo.
Trabajo y crisis
Las cifras de los últimos quince años consolidan la tendencia de anteponer las inquietudes académicas, profesionales o laborales a los deseos de ser madre. Así lo subraya el presidente de la delegación del Colegio de Geógrafos de España en la Comunidad Valenciana, Alberto Lorente, que recuerda que el mercado laboral es, en estos momentos, «muy exigente, y bastante más para la mujer».
Con la crisis, además, «la estabilidad es todavía mucho más complicada por lo que nadie piensa en casarse ni en tener el primer hijo». Lorente también apunta a la «pérdida de influencia de la religión» en el conjunto de la sociedad, que ha contribuido notablemente a que haya «cambiado la forma de pensar» a la hora de tener hijos o el mismo concepto de familia. «Se es más individualista» y la creación de un núcleo familiar tradicional ha dejado de ser una aspiración para muchas personas.
Los datos del organismo estadístico reflejan también una realidad social: las valencianas tienen casi 31 años de media cuando deciden tener a su primer hijo „y subiendo„ frente a las mujeres inmigrantes residentes en la Comunitat Valenciana que se lanzan a los 27 años de media, una edad que se mantiene en los últimos años.
