Las cifras definitivas del padrón a 1 de enero de 2015, publicadas ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), sitúan a la Comunitat Valenciana por debajo de los cinco millones de habitantes tras tres años seguidos de retroceso demográfico. La revisión fija en 4.980.689 los vecinos empadronados el primer día de este 2015 en los 542 municipios valencianos, 24.155 menos que un año antes.
Esta pérdida, aunque apenas supone un -0,48 %, fue la más elevada en números absolutos de toda España durante 2014 porque la Comunitat es la que más vio disminuir su población entre las cuatro autonomías más habitadas, grupo en el que todo son números rojos.
El padrón de Andalucía baja un 0,04 %, el de Cataluña un 0,14 % y el de Madrid un 0,27 %, la mitad del declive valenciano. No obstante, el descenso demográfico en la Comunitat se ralentiza, pues es cuatro veces menor a los 108.971 habitantes que se perdieron en 2013.
El declive poblacional, debido al éxodo del colectivo inmigrante y de la población joven ante la falta de trabajo tras siete años de crisis, con la consecuente caída de la natalidad, se traduce en que 354 de los 542 municipios perdieron habitantes durante 2014. A los dos de cada tres ayuntamientos que ven menguar su padrón se suma que otros 95 están estancados, pues se mantienen en el crecimiento cero o su ganancia no llega al 1 %. Es decir, que ocho de cada diez „449 municipios„ pierden habitantes o apenas crecen.
El entorno urbano es el que más se resiente. Quince de las 20 ciudades de la Comunitat con más de 35.000 habitantes pierden vecinos y el crecimiento de las otras cinco está entre el 0,1 y el 0,6 %. Hay que tener en cuenta que esta veintena de urbes concentra a la mitad (49,5 %) de la población valenciana en poco más del 9 % del territorio.
Fin a 22 años de crecimiento
El 1 de enero de 2008 la Comunitat superaba por primera vez la barrera de los cinco millones de habitantes. En esos primeros ocho años del nuevo milenio había ganado un millón de residentes debido a la fiebre urbanística que alimentaba la burbuja financiera.
Eran tiempos de llegada masiva de inmigrantes atraídos por el trabajo para todos que ofrecían la construcción y los servicios. A esta población joven y con hijos se sumaba la oleada de jubilados de la Europa rica que aterrizaban buscando un retiro dorado en la costa alicantina. Además, la natalidad local se disparaba al alcanzar la treintena las últimas cohortes de babyboomers valencianos de finales de los 60 y principios de los 70.
La quiebra de Lehman Brothers el 15 de septiembre de 2008 hacia estallar una crisis de magnitud mundial de la que aún no ha salido la economía valenciana, poniendo fin en 2013 a 22 años seguidos de crecimiento demográfico.
