Próvido, dícese de la persona que es prevenida, cuidadosa y diligente para proveer y acudir con lo necesario al logro de un fin. El adjetivo, de uso poco común en el día a día de mucha gente va a estar muy presente, sin embargo, en la memoria de un joven estudiante valenciano, Giovanni Lloret, de Villar del Arzobispo. Por culpa de esta palabra y de la uve que contiene, Lloret no logró ser el ganador del XVI Concurso Hispanoamericano de Ortografía en el que defendió a la Comunitat Valenciana y del que se volvió con un honroso segundo puesto y un premio en metálico de 500 euros.

«Digo que jugó la suerte en la final del concurso porque el concursante de Madrid y yo empatamos y el desempate fue a palabras. Y en la última, próvido, no me la sabía y la puse a 'boleo'. Y me equivoqué. Luego me enteré que él también la había puesto sin saberla pero él acertó con la uve». Así relata Lloret el momento por el que perdió el primer puesto de una competición a la que no esperaba llegar cuando su tutor, Carlos Castellano, animó a toda la clase de segundo de Bachillerato del IES La Serranía de Villar del Arzobispo a participar.

«Fue casi obligatorio y para mí fue fácil. Gané en el instituto y fui a Valencia a participar en la fase autonómica». Y allí, también ganó y se convirtió en el representante de la Comunitat para la fase nacional del concurso que se celebró en Madrid a principios de noviembre.

Para Giovanni el «secreto para ser el mejor en ortografía» es sencillo: «leer, leer y leer». En esta pasión, el joven de Villar del Arzobispo no hace distingos. «Leo todo lo que cae en mis manos. Me encanta. Me gusta todo», asegura el joven que reconoce que su afición la tiene desde bien pequeñito. En su casa, están más que orgullosos de este futuro matemático que tiene pensado guardarse los 500 euros en metálico -«que aún no he recibido, puntualiza- para cuando ingrese en la universidad, en principio, aquí en Valencia. «A mi abuelo se le saltaban las lágrimas cuando se lo dijimos. Están todos muy orgullosos y también en el instituto».

El camino no ha sido fácil. Si la primera prueba en el instituto lo fue, no se lo pareció tanto la fase nacional. «A diferencia de la parte autonómica, no había dictado. Fueron solo oraciones y palabras sueltas», sin contexto, en las que había que acertar la ortografía sin dudas. Todo fue bien hasta que llegó próvido. «La verdad es que estaba muy nervioso pero estoy contento porque empatamos y podía también haberse equivocado él», relata.

La prueba constó de cuatro rondas. En la primera quedaron eliminados 7 de los 19 participantes; en la segunda, cayeron seis y a la tercera solo pasaron los representantes de Asturias, Castilla y León, La Rioja, Madrid, Murcia y la Comunitat Valenciana. De ahí, al duelo final se libró entre Giovanni y el aspirante de Madrid, Carlos Herrero-Tejedor que, finalmente, será el representante español en la fase internacional. Y todo por una uve.