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Entrevista

Roberto Viciano: "A Podemos le convenía el pacto con Compromís, aunque a mí no me gustó"

Profesor de Derecho Constitucional en la Universitat de València. Es una autoridad en muchos países de América Latina donde algunas de las nuevas constituciones llevan una parte de su firma. Asistió al nacimiento de Podemos, un partido al que ahora mira desde la distancia

Roberto Viciano: "A Podemos le convenía el pacto con Compromís, aunque a mí no me gustó"

Cuando Pablo Iglesias era un desconocido y venía a Valencia siempre encontraba tiempo para hablar con Roberto Viciano. El profesor de Derecho Constitucional de la Universitat de València fue uno de los fundadores de CEPS (Centro de Estudios Políticos y Sociales), el embrión de Podemos. Ha asesorado a muchos gobiernos de América Latina, por eso este experto constitucionalista se encuentra más a gusto hablando de América que de la situación de España tras el 20D.

¿Ha hablado con Pablo Iglesias tras las elecciones?

No.

¿Análisis de los resultados?

En política todo es posible si hay voluntad, pero la composición del Congreso de los Diputados es compleja para formar gobierno.

¿Esperaba que Podemos adelantará al PSOE?

Podía darse ese escenario, y los primeros resultados a pie de urna así lo indicaban, esa superación en votos, pero no en escaños por la influencia del sistema electoral.

¿Y ahora qué?

Toca dialogar, conversar y ver si se llega a un punto de acuerdo. La propuesta lanzada por Iñigo Errejón de un gobierno presidido por un independiente, cosa que permite nuestra Constitución porque no exige que el candidato o candidata a la presidencia del gobierno estén sentados como diputados, me parece un mecanismo para resolver la situación. Una persona que tenga un amplio consenso, que con un programa de mínimos acometa esas reformas constituciones que la sociedad demanda, para proceder después a una nuevas elecciones.

¿Le sorprendió que Pablo Iglesias pusiera la línea roja en el referéndum por el derecho a decidir de Cataluña para negociar con el PSOE?

Me ha sorprendido y no es lo más adecuado para situar un debate, porque precisamente es uno de los puntos donde más difícil resulta conseguir un consenso. Él sabrá porque lo dice y lo hace.

¿España es plurinacional?

Aparentemente parece que sí. Es una cuestión muy subjetiva, algunos entendemos que nuestra identidad diferenciada en el conjunto del Estado Español es un factor que podríamos denominar regional o autonómico. Hay otras personas que eso les lleva a un concepto de nación, que es complicado de entender.

¿Cuál es el suyo?

Para empezar es un concepto histórico decimonónico del siglo XVIII, con unas lógicas políticas que hoy en día no tienen sentido. En definitiva es un concepto subjetivo, depende de cuál es el elemento que se coja para generar la cohesión del colectivo para denominarlo nación.

Pablo Iglesias habla de patria, con reminiscencias bolivarianas. ¿Es lo mismo patria y nación?

Patria viene de «partís», la aceptación de una persona hacia el lugar donde nace. Un concepto que no tiene unas consecuencias de confrontación con otros. El concepto nación si entra en dinámicas más peligrosas políticamente, porque el concepto de tu comunidad pasa a ser el elemento central y muchas veces incompatible con los intereses de otra comunidad vecina. El nacionalismo ha fundamentado las grandes confrontaciones que ha habido en la humanidad. Por eso me parece que el concepto de nación no puede aportar mucho a nuestros debates políticos, mientras que el tema de la identidad es normal, pero siempre teniendo en cuenta que eso no puede suponer un enfrentamiento con los demás.

Crece el consenso para reformar la Constitución.

La Constitución tiene tantos puntos que reformar que valdría la pena hacer una nueva. Lo dije ya en el 2010, en un libro con otros constitucionalistas españoles que lo denominamos Por una asamblea constituyente. Una solución democrática a la crisis de legitimidad, porque cuando repasas la lista de las cosas que se deben modificar, no queda ningún título que no sea necesario reformar.

La actual se puede reformar.

El artículo de reforma se diseñó para no reformarla. Es tan complicado el proceso de reforma en tanto afecta a algunas partes que están protegidas, que no se puede llevar a la practica.

Una Constitución nueva necesita una legislatura constituyente.

Las constituyentes no están previstas en el ordenamiento, aunque hay algunos casos hoy en día que si están previstos. Pero es una vía de hecho, que por un factor determinante se decide convocar una asamblea constituyente, que no es un parlamento ordinario pues tiene capacidad para diseñar una nueva estructura de estado. Ese proceso aquí se puede dar a través de una consulta preguntando a los ciudadanos si quieren un proceso constituyente con unas reglas pactadas entre las fuerzas políticas con un sistema razonable.

Ha colaborado en muchas constituciones nuevas en América Latina. ¿Allí es más fácil?

Las constituciones nuevas surgen cuando las viejas están muy desacreditadas. En América Latina hubo una crisis del estado social antes que en Europa. Eso explica que hoy en día haya gente demandando nuevos procesos constituyentes en Portugal, España, Grecia, incluso en Francia, y también en Italia. Países donde está más golpeada la legitimidad del modelo. Cuando la Constitución resuelve los problemas del país, a nadie se le ocurre plantear reformas.

¿De dónde le viene la atracción por América Latina?

Cuando se produce el hundimiento de la Unión Soviética, los paradigmas de cambio van desapareciendo, y me pareció que las posibilidades más reales se daban en América Latina. Se ha demostrado que no era una hipótesis absurda porque allí se han producido esos fenómenos del cambio. Aunque las soluciones al final no han sido felices a veces, han generado un debate donde era posible una alternativa, en contra de los pensadores neoconservadores como Fukuyama.

¿Dónde va Venezuela?

Al caos.

¿Cuba?

Está saliendo del caos.

¿Argentina?

Seguirá en el caos permanentemente.

¿Ecuador?

Está en un momento de cambio interesante, donde ha habido reformas estructurales bien pensadas y ejecutadas. Pero la actitud prepotente del presidente de la república en ocasiones no ha ayudado mucho para que funcione esas medidas.

¿Bolivia?

Es el país con nuevas políticas que funciona mejor. Con una percepción de niveles bajos de corrupción respecto para lo que es el contexto. Con macropolíticas correctas y un funcionamiento democrático muy aceptable. El experimento más interesante de cambio es el boliviano y curiosamente dirigido por una persona a las que menos capacidades técnicas podía tener cuando empezó la aventura.

Nos falta Colombia, Perú?.

Nos dejamos muchos. México. Aunque la gente habla más de los países por los que me ha preguntado, hay más conflicto en México y en Colombia, salvo quizás Venezuela donde el conflicto es muy fuerte. En Mexico algunos hablan de estado fallido y en Colombia existe una guerra civil bastante explícita.

¿Ustedes y otros profesores universitarios que colaboran con algunos de esos países se sienten representados por la diplomacia española?

La diplomacia española a veces no es demasiado certera. No tenemos una política exterior propia, vamos detrás de otros, especialmente de Estados Unidos. El hecho que nuestro gobierno se enterará por los periódicos que el gran enemigo de la política exterior norteamericana, que era Cuba, pasará casi a amigo intimo en un proceso de recuperación de las relaciones diplomáticas, lo demuestra.

¿Le gustaría ser ministro de Exteriores?

No, me gustaría ser ministro de Nada. Me encuentro muy cómodo en la universidad y no entra entre mis aspiraciones ser ningún cargo público.

La Fundación CEPS que dio origen a Podemos nació en estos pasillos de la universidad. ¿Se siente representado por Podemos?

CEPS surgió en la Facultad de Derecho hace muchos años, en 1993, y en un momento dado defendió que hacía falta una nueva forma de hacer política. Eso se planteo de una forma muy genérica y luego algunos compañeros de la fundación presentaron una articulación concreta que fue Podemos. No milito en Podemos porque tengo discrepancias respecto a algunas formas de como funciona la organización.

¿Le gustó el pacto con Compromís?

No, porque no me considero nacionalista. Ni español, ni tampoco valenciano. Ese pacto no me gustó, pero desde la perspectiva de Podemos, no la mía, era conveniente.

Juntos han tenido menos votos, que por separado en mayo.

Siempre que juntas dos cosas diferentes se pierden votos por el camino, pero también se gana en fuerza, porque aunque no sumes la totalidad de los recursos, es más que individualmente.

¿Si no prospera esa propuesta de Errejón, habrá nuevas elecciones?

No creo que haya tanta generosidad política para que triunfe la propuesta de Errejón.

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