El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, aseguró ayer que la «injusticia y la opresión más grave que corroe al mundo presente» era, «sin duda», «esa gran multitud de seres humanos, débiles e indefensos, que está siendo aplastada en su derecho fundamental a la vida, incluso antes de nacer». Cañizares realizó estas declaraciones durante la misa que presidió en la Basílica de la Virgen de los Desamparados con motivo de la festividad de los Santos Inocentes, organizada por asociaciones y movimientos Provida de Valencia. En su intervención, el cardenal añadió que el mundo «actual trata de apagar, o de poner sordina, al importante mensaje a favor de la vida que nos da el Evangelio».

«Es necesario que, en nuestra sociedad desalentada, resuene el Evangelio, confirmación, precisa y firme, del valor de la vida humana y su carácter inviolable», añadió.

Por ello, dijo, la Iglesia «se dirige a todos, a los fieles católicos y a todos los hombres de buena voluntad que quieran escucharla, para decir siempre sí a la vida», de igual forma que «clama por el hombre inocente, da la cara por el indefenso con energía y apuesta fuerte por toda vida humana».

Igualmente, aseguró que el «verdadero orden mundial es que se respete a la vida y que en todas las fases de su existencia tenga el valor inviolable que le caracteriza porque es don de Dios y el hombre jamás puede abortar ese don».