«Decido vivir». Éste es el claro y contundente título del cortometraje rodado por la asociación «Amigas Supervivientes», una entidad del Port de Sagunt donde muchas mujeres hablan en primera persona de la violencia machista y son el testimonio vivo de que de ese infierno se puede salir.

En su afán por transmitir este mensaje por las más distintas vías, muchas integrantes de esta entidad se han convertido en actrices improvisadas y su presidenta, Mayte Lafuente, se ha estrenado como guionista. El resultado es un trabajo de gran calidad, del que no se conocen precedentes en España, y que a partir de hoy se podrá ver a través de la edición digital de Levante-EMV.

La idea de hacer el corto surgió de Guillermo Grau, el hermano de un miembro de la asociación.Él había realizado algunos como aficionado y pensó que podían grabar uno para el segundo aniversario de la entidad. A partir de ahí empezaron a desarrollar todo, siempre con las ideas muy claras de lo que se pretendía. «Tenía que ser algo que sensibilizara contra la violencia de género, que mostrara que ésta afecta también a las clases medias, pero que a la vez lanzara un mensaje positivo», decían.

Pronto Maite asumió la redacción del guión dando forma a una historia que ella misma describe como «muy real y emocionante por su bonito final».

Guillermo Grau dirigió y, junto a Jorge, hicieron el montaje. Además, este último asumió el papel de un hombre de familia acomodada que maltrata verbal y psicológicamente a su pareja.

El resultado es un corto muy convincente, difícil de atribuir a unos meros aficionados y realmente singular. Además del paso dado por muchas de sus protagonistas, su mensaje positivo contrasta con las campañas de publicidad habituales hasta ahora, dirigidas fundamentalmente a mostrar a una víctima de maltratos físicos e instando a la sociedad a reaccionar y denunciar.

«Creemos que supone una novedad en este aspecto y estamos muy satisfechas del resultado final, tanto a nivel de historia como técnico. Han sido muchas horas y mucho esfuerzo, pero estamos muy contentos de cómo ha quedado todo», decía Lafuente después de que el corto sorprendiera en su presentación pública en el Centro Cívico del Port.

Claves para otra vida

Con esa vocación de demostrar que contra la violencia machista hay salida, el cortometraje da las claves para lograr este objetivo en sus 14 minutos de duración: dar un primer paso y contarlo, apoyarse en las amigas, así como en profesionales y buscar un trabajo.

Precisamente, el hecho de lograr más ayudas para la incorporación laboral de las víctimas de violencia de género que les permita una independencia económica es uno de los aspectos que reivindica la asociación de Amigas Supervivientes pues consideran, aunque haya habido avances, aún no son suficientes. La educación en igualdad desde niveles anteriores a la ESO es otra de sus reclamaciones, así como el refuerzo de la red pública de profesionales que atienden a este colectivo.

Como también saben de la necesidad de «agitar» conciencias, no dudaron en promover en Sagunt la realización de un taller para pintar «Zapatos Rojos». Así quisieron emular la iniciativa de la artista mexicana Elina Chauvet para identificar, en cada par, a una de las víctimas; todo un símbolo de combate a la violencia machista al que se suma, al final del corto, su protagonista.

Con ese mensaje de fuerza, ánimo y esperanza, el corto aspira a convertirse en una herramienta perfecta para reforzar las charlas de sensibilización que ofrece «Amigas Supervivientes». Además, su idea es difundirlo gratis para que cualquier centro educativo y colectivo lo pueda trabajar.