Trabajadores de pequeñas empresas y autónomos del Vernitxa, un polígono industrial surgido de las cenizas de la antigua Segarra de la Vall d'Uixó, y empleadas de un supermercado de Almenara integran el grueso de agraciados del primer premio del sorteo especial del Niño, que dejó ayer 11 millones de euros en las dos administraciones de la Vall más 200.000 euros de un décimo en la capital de la Plana. Además, en Torremendo, una pedanía de Orihuela en Alicante, se vendió un décimo, lo que eleva la lluvia de millones en la C. Valenciana a 11,4 millones de euros.

La administración de La Fortuna de la plaza del Centro de la Vall repartió 10, 8 millones, mientras el establecimiento de la calle Pedro Viruela distribuyó 200.000 euros, según la delegación provincial de Loterías y Apuestas del Estado.

Teresa Guzmán Cubedo, propietaria de la lotería de la plaza del Centro, hacía mucho tiempo que no vivía una emoción parecida. Vendió más de cinco series del número agraciado del 22.654, especialmente a dos bares: el Racó de Penyalva de la Vall d'Uixó y el Chambers de Almenara. El primero suministró unos 35 décimos (6 millones de euros) entre su clientela, formada principalmente por empleados de pequeñas empresas del polígono Vernitxa donde se ubica, mientras una serie (integrada por diez décimos) fueron a parar al local de Almenara.

Entre las primeras personas en acercarse al Racó Penyalva estaba precisamente Paqui, la propietaria del bar, que permanentemente emocionada explicó que sus clientes se encuentran abonados al número desde hace años y que ella tenía uno a medias con su hijo Julio, gerente del local, por lo que calcula que recibirán unos 100.000 euros cada uno.

Su madre le dio un décimo

Detrás de la alegría hay muchas historias humanas que le dan una carga especial a este premio. Uno de esas historias la contaba ayer Vicent, cliente habitual del Racó de Penyalva, donde acude a almorzar todas las semanas con sus amigos de la cuadrilla de caza. Vicent recordó con cierta emoción que «hace tres meses dejé de comprar el número», al que estaba abonado como muchos clientes del local. En Navidad decidió volver a comprarlo y cuando le pidió a Julio un décimo para El Niño, desafortunadamente «se habían acabado». Habló con su madre, Paqui, «y me dijo que para mí sí que tenía uno, abrió su cartera y me dio uno de los dos que se había guardado para ella».

Para Vicent, este premio tiene un valor muy emotivo que nunca olvidará. Lo mismo le sucederá a la familia de la hermana de Paqui, vecinos de Xilxes. Ella compró el número, como siempre, y horas después de saber que tenía El Gordo, todavía afirmaba que: «estoy para morirme». Repartirá el premio con sus dos hijos, que ayer reconocieron que «uno no se cree al principio que le ha tocado».

Todos los agraciados son trabajadores que han visto ahora mejorar su situación económica tras años de crisis económica, de pocos encargos y jornadas de trabajo que en ocasiones se prolongaban de lunes a domingo para no perder pedidos.

Otros afortunados son un grupo de jóvenes trabajadores de unos 25 años, que en plena euforia por el premio conseguido aseguraban ayer que van a «cremar-ho tot» en Dubai, el destino de moda del turismo de lujo.

La emoción fue igual en la otra administración de la Vall d'Uixó, de Candelaria Martínez García y situada en la calle Pedro Viruela, en la que, a diferencia de su compañera, el premio, al menos por la mañana, no tenía rostro y la propietaria afirmaba que se había vendido un número de décimos indeterminado. Desde la delegación de Castelló de Lotería cifraron primero el premio en 800.000 euros y luego lo rebajaron a 200.000 euros, que corresponde a un boleto.

El segundo establecimiento beneficiado fue el Chambers de Almenara, que distribuyó diez décimos entre sus parroquianos (dos millones de euros), explicaron el propietario, Vicente Vivas, y una amiga de su esposa, Jagoda Lawniczak. Entre los afortunados se encuentran trabajadoras de un Consum próximo al lugar.

El primer premio del Niño también dejó un pellizco en la capital de la Plana, concretamente 200.000 euros en la administración del centro comercial de Carrefour, a través de un décimo vendido por terminal. Su responsable, Arian Ugarte, se acercó a la administración al ser avisada por si se desplazaba el agraciado, pero la tienda se mantuvo cerrada.