«Te voy a contar un secreto: cuando tiran un misil hace ruido, pero si deja de sonar tienes que esconderte rápido porque va a por ti». La pequeña apenas levantaba un metro del suelo, pero así le explicaba a su monitora de Cruz Roja, Olenna Makarova, cuál era la clave para sobrevivir a los bombardeos aéreos en su país. La pequeña formaba parte del programa específico que tiene Cruz Roja para atender a los menores que llegan a la Comunitat Valenciana huyendo del horror. Cruz Roja tiene a disposición de los refugiados „hoy se celebra la Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado„ un servicio denominado de «primera acogida» que consiste en ofrecerles alojamiento y manutención, así como asesoramiento jurídico y psicológico, mientras tramitan la correspondiente solicitud de asilo y les asignan una plaza en un centro de acogida. Una vez tengan concedida la plaza, el menor ya puede ser escolarizado en un centro del municipio donde vaya a residir. Pero hasta entonces... ¿qué ocurre con estos niños?

Esta fue la pregunta que se hizo Cruz Roja y que motivó un programa dedicado única y exclusivamente a los menores refugiados que se encuentran en ese limbo legal que dura unas semanas. El objetivo no es otro que conseguir que los pequeños se sientan como lo que son: niños. Así, en instalaciones de Cruz Roja, los menores „de entre 5 y 14 años„ realizan una serie de actividades que, por una parte, les hace estar en contacto con niños en similar situación, y por otra, ayuda a contribuir al aprendizaje del nuevo idioma mediante juegos y actividades.

«Todos han pasado un calvario hasta llegar aquí. Hay niños que te imitan a la perfección el sonido de una metralleta. Otros no hablan de sus vivencias. Todos disfrutan, simplemente, cantando o jugando porque no lo hacían desde hacía demasiado tiempo», explica Olenna Makarova.

Para el trabajador social de Inmigrantes y Refugiados, Pablo Marín, el trabajo del proyecto específico de menores «es esencial porque entre que llegan los inmigrantes, solicitan la entrevista y les conceden una plaza en un centro de acogida pasan semanas donde los menores no tienen ninguna ocupación. No se relacionan con otros niños, no conocen el idioma y si sus padres tienen que realizar gestiones no tienen donde dejar a los pequeños». Durante 2015, Cruz Roja atendió a más de 100 refugiados recién llegados la Comunitat Valenciana en busca de asilo político.