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La luz de las investigaciones científicas

Valencianos iluminan la Antártida

Seis trabajadores de una empresa de Valencia instalan los sistemas eléctricos de la base española situada al sur de la isla de Livingston

Pablo, Antonio, Carlos, Valentín, Juanma, José C., y Gabriel y su mujer Erika. vicent m. pastor

Más de 12.000 kilómetros separan a seis trabajadores de una empresa valenciana de casa. Los electricistas de Soltec han recibido un encargo inusual: mejorar las instalaciones eléctricas de la Base Antártica Española Juan Carlos I.

Esta empresa valenciana creada hace dos años tiene su sede en el polígono industrial Horno Alcedo de Valencia. El trabajo en la Antártida surge a raíz de una de las dos empresas que forman una UTE (GlobalCleop y Arcadi Pla) a la que en junio se le adjudicaron las obras de adecuación y ejecución de las instalaciones científicas españolas allí ubicadas, por un valor de 3.904.604,70 euros en total, como se indica en el BOE al tratarse de una contratación pública. A través de una subcontrata, los trabajadores valencianos se encargarán de renovar la instalación eléctrica y los sistemas de detección de incendios, megafonía y comunicaciones.

Pablo Morales, responsable de Soltec, explica que al equipo que partió la pasada semana hacia la Antártida les esperaba un viaje de cuatro días. El miércoles volaron desde Manises a Madrid y desde allí se dirigieron a Buenos Aires. Una vez en Argentina, también con avión se desplazaron hasta Ushuaia, capital de la provincia Tierra del Fuego y única ciudad argentina situada en el lado occidental de los Andes. Finalmente llegaban a la isla Livingston a bordo de un buque de la marina española.

Los científicos que trabajan en la Base Antártica Juan Carlos I investigan sobre glaciología, geofísica, estudios de ecosistemas e investigaciones marinas y ambientales, pero solo están de noviembre a marzo, meses que coinciden con el verano austral. En la actualidad, las temperaturas oscilan entre los 0 y los 6 grados bajo cero y en el invierno antártico los registros pueden llegar a los 30 o 40 negativos. Por eso, los seis trabajadores de Soltec „Carlos Plaza, Gabriel Castell, Pablo J. Aparicio, Antonio Martínez, Valentin Marchitan, y José Carlos Estellés, de 29 a 45 años„ estarán allí hasta el 25 de marzo.

Como explica Morales, los sistemas eléctricos que van a instalar contarán con materiales especiales que resisten estas bajas temperaturas y el cableado que utilizarán está reforzado para evitar el contacto con los animales que habitan en el entorno, como pingüinos o focas. Este y otro material necesario „como aislamiento interior para los edificios fabricados, grupos electrógenos y baterías desmontables„, se envió hace meses en una decena de contenedores.

Una oportunidad «singular»

Al trasladarles esta oferta a los trabajadores, el responsable explica que hubo reacciones de dos tipos: a algunos les pareció una buena experiencia; y otros se mostraron en un principio más reacios. No obstante, al ser conscientes de que se trataba de una oportunidad «singular» de conocer un lugar del mundo al que es muy difícil acceder, los seis trabajadores „seleccionados de una plantilla de treinta por su «espíritu aventurero» y por su capacidad de realizar trabajos muy específicos„ decidieron ir.

Morales apunta que para la empresa, que ya trabaja en Argelia y próximamente lo hará en Alemania, esta oferta en la Antártida supone dar continuidad a sus trabajadores. Además del equipo desplazado allí, desde aquí también trabajarán otros compañeros, como el jefe de obras que coordinará las labores. El proyecto se ha estado preparando desde hace meses. Así que este encargo supone poder abrir nuevas fronteras y el responsable espera que se puedan crear más puestos de trabajo en el futuro.

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