La Dirección General de Salud Pública de la Conselleria de Sanitat Universal i Salut Pública analizará unas 7.700 muestras de los alimentos de mayor consumo con el objetivo de detectar posibles riesgos para la salud de las personas. El programa está pensado para reducir la exposición de la población a bacterias, virus, parásitos, metales, plaguicidas, contaminantes ambientales o aditivos que pueden estar presentes en los alimentos.

El análisis está dirigido, sobre todo, a evaluar el cumplimiento de la legislación alimentaria en relación con la presencia de microorganismos patógenos, o los contenidos máximos de contaminantes y otras sustancias químicas. Este control abarca las etapas de la cadena alimentaria posteriores a la producción primaria (campo, granja): fabricación y elaboración; la fase de almacenamiento; y la de venta al consumidor.

Los alimentos que se analizarán son productos cárnicos, pescados, cereales, lácteos, comidas preparadas, frutas y verduras, entre otros. Durante 2016 se han programado cerca de 2.200 controles en muestras tomadas fundamentalmente en mataderos o industrias de productos de origen animal (lácteos, mieles, huevos, etc). «Se trata de evitar el uso y la presencia en estos alimentos de sustancias prohibidas como las hormonas y otras sustancias con fines fraudulentos».