No será una ceremonia larga. No habrá una votación reñida. El senador valenciano del PP, Pedro Agramunt, tomará hoy posesión de su nuevo cargo al frente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (CE), el órgano comunitario decano. Tras 16 años en la cámara -comenzó como suplente en el 2000- Agramunt accede a uno de los puestos comunitarios de mayor responsabilidad. Aunque en estos casos los horarios raramente suelen cumplirse, está previsto que dé su primer discurso como presidente a las 11 de la mañana. Desde entonces, le quedará un largo camino por recorrer.

El político valenciano ocupará su nuevo cargo durante el próximo año y su mandato podría alargarse otro ejercicio más. Así lo marcan los estatutos del Consejo de Europa. Ningún presidente ha estado menos de dos años, ya que la renovación suelen ser automática. Seguro que él no quiere ser el primero en inaugurar esta estadística. Así, a dos años vista, Pedro Agramunt deberá hacer frente a varios retos. Y marcar las prioridades del CE. Ya ha adelantado que pretende extender la influencia del viejo continente hacia los países del sur del Mediterráneo, Oriente Medio y Asia central y que apuesta por valores cristianos. Estos serán, seguramente, dos de los ejes fundamentales de sus políticas una vez tome posesión.

Y, con ellos como base, tendrá que encarar diferentes tareas inmediatas. Una de ellas será la de abordar la crisis de los refugiados que huyen de la guerra en Siria. En una comparecencia ante la asamblea que tuvo lugar el pasado 29 de septiembre, el senador ya mostró una primera visión sobre la problemática: «La crisis de los refugiados no es solo un problema europeo y requiere soluciones urgentes y exhaustivas. Solo una acción global concertada con una serie de medidas dirigidas a los países de origen, tránsito y destino será un éxito», declaró, añadiendo la necesidad de fortalecer la cooperación con la Liga Árabe y la Unión Africana para la búsqueda de soluciones. La duda reside en conocer la forma en la que Agramunt pretende abordar el tema desde el timón del Consejo de Europa. A nadie se le escapa que concretar las medidas y las ayudas que los refugiados necesitan y hacerlo con premura debe ser un objetivo central de las instituciones nacionales y comunitarias.

Una unión económica

Otro de los caballos de batalla que se le presentan al político valenciano es el objetivo de reforzar la identidad comunitaria. En un contexto donde la crisis económica global que se vive desde 2008 se ha convertido en una losa que hunde cada vez más a la conciencia europeísta y se convierte en argumento clave para los euroescépticos, el senador deberá luchar para no perder los logros ya conseguidos. La forma de hacerlo también plantea alguna que otra incógnita. En una entrevista concedida como candidato a la presidencia del CE a Levante-EMV durante el pasado mes de octubre, se mostró decidido a encarar primero una unión de tipo económico: «Es el primer paso que habría que dar en este momento, antes de hablar de política exterior o defensa».

Una de las primeras acciones de Agramunt se centrará en una campaña para luchar contra el miedo al terrorismo internacional: «Los lamentables sucesos de París nos han preocupado mucho. En días posteriores se vivieron episodios cercanos a la psicosis y creemos que las instituciones deben ayudar en estas situaciones a que prevalezca la libertad individual».

Crisis de los refugiados, refuerzo de la identidad europea y ayudar al desarrollo de barreras contra el miedo al terrorismo internacional serán tres de los primeros frentes de Pedro Agramunt a los mandos de la asamblea del CE.