Pedro Agramunt (Valencia, 1951) tiene desde ayer una agenda muy apretada. De hecho, en su primer día como presidente del CE ya mantuvo una decena de reuniones. Se citó con el exprimer ministro ruso -y líder de la oposición a Vladimir Putin- Mijail Kasyonov y con Daniel Mitov, ministro de Exteriores de Bulgaria. A partir de ahora contará con estatus de jefe de estado. Algo que reconoce que no le importa mucho: «Para mí no cambia nada». Al ser preguntado por la forma en la que ha conseguido presidir la asamblea afirma: «La verdad es que no lo sé, sino escribiría un libro. Es una mezcla de suerte y de trabajo». Y es que parece que ha sido esta última cualidad la que lo ha impulsado hasta la cima en Estrasburgo. Lo confirman incluso los senadores de otros partidos, como los socialistas Arcadio Díaz Tejera y Antonio Gutiérrez Limones. El primero apuntó: «Es quizá el político español al que más he visto trabajar aquí. Es un hombre de diálogo que elimina aristas y cuida mucho las relaciones personales». Gutiérrez, por su parte, admitió: «Al principio fue una sorpresa. Es alguien muy respetado y tiene contacto prácticamente con todo el mundo. Creo que será muy válido». j. l. llagües estrasburgo