El Partido Popular no es propiedad de sus dirigentes, por no ser, no lo es ni de sus militantes. El PP es el instrumento de aquella parte de la sociedad española que, como consecuencia de un ejercicio de reflexión en algunos casos o por la mera constatación de los resultados que las políticas de izquierda han tenido para nuestro país en otros, nos consideramos personas de centro o de centro derecha. El PP es la herramienta que nos permite albergar la esperanza de que nuestras convicciones se trasformen, en algún momento, en políticas de gobierno. Sin el Partido Popular, el estado, las comunidades o los ayuntamientos estarían eternamente gobernados por la izquierda, eso dejaría a la mitad de la población al margen del juego político, empobrecería material e intelectualmente nuestra sociedad y degradaría el concepto mismo de democracia. El PP es, en definitiva, nuestra legítima oportunidad de ganar unas elecciones.

Es cierto que personas que militaban en mi partido son culpables o podrían serlo, de conductas inaceptables y es nuestra obligación, sin perder el sentido de la justicia, desterrar de nuestra organización a todo aquel que olvide que la política solo es noble, en la medida en que sirves a tus compatriotas, cierto es también que tenemos la obligación de aprender de los errores para no repetirlos y lo es porque tenemos la responsabilidad de devolver a gran parte de la sociedad valenciana, la certeza de que no estamos condenados a que se perpetúe un gobierno sectario e incompetente, como el que hoy rige nuestros destinos en esta tierra.

De todo lo que les he dicho es perfectamente consciente la izquierda. Por eso no están interesados en la regeneración de la vida pública o en la persecución de los corruptos. Hubiera sido fácil alcanzar un pacto en este sentido y no fue posible porque no quisieron. Lo único que despierta su interés es laminar al Partido Popular como organización política, sacarlo del tablero de juego, eliminar a la competencia, no sea que en algún momento alguien recuerde que, superados los escándalos, fueron los hombres y mujeres del PP quienes gobernaron esta comunidad durante el periodo de mayor progreso y prosperidad que ha conocido a lo largo de su historia.

Por eso tratan de demonizar al partido como tal, de ahí esa sobreactuación con expresiones como «organización criminal» por ello afirmaciones tan descaradamente antidemocráticas como la de «inhabilitados para la política». No persiguen otro objetivo que eliminar a quienes son su alternativa, privar a los votantes no afines del vehículo que se ha demostrado capaz de ganarles y de ese modo perpetuarse en el poder.

Mi abuelo, que era un gran aficionado a los toros, me decía: hijo, cuando veas a un novillero que apunta maneras, tu di que no va a llegar, lo consigue uno de cada mil, así que acertarás novecientas noventa y nueve veces. Por eso cuando alguien me pregunta ¿pondrías la mano en el fuego por tus compañeros de partido?, yo siempre contesto que si sin dudarlo, en esta provincia somos cincuenta y siete mil, como poco acertaré cincuenta y seis mil novecientas veces. Reconocemos con humildad que se han cometido errores, que algunas conductas han sido inaceptables, haremos cuanto tengamos que hacer para que no se repitan, pero quede claro que nadie va a conseguir que deje de sentirme orgulloso de militar en el Partido Popular, ni quienes han traicionado nuestra confianza ni quienes persiguen nuestra derrota, no me van a impedir defender mis convicciones, ni recuperar la voluntad de volver a ganarles las próximas elecciones.