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Análisis

Nadie se atreve a echar a Barberá

El PPCV atribuye a Génova la competencia para actuar contra la exalcaldesa y Madrid mira a Valencia

Nadie se atreve a echar a Barberá

El futuro político de la exalcaldesa de Valencia y actual senadora territorial, Rita Barberá, acaparó ayer la rueda de prensa de Isabel Bonig, a quien de mil formas diferentes los periodistas le preguntaron si el partido debía echarla para que no siguiera lastrando la imagen del PPCV. Bonig, quien tuvo en la senadora un apoyo clave para ser el relevo de Alberto Fabra en la presidencia del partido, intentó no salirse del guión y mantuvo que, por el momento, ni está investigada ni citada, por lo que no caben medidas contra ella. La lideresa del PPCV se remitió a las declaraciones de Rajoy del pasado martes, según las cuales, ella sería tratada como un militante más. Es decir, se le pedirá el acta si resulta investigada (imputada, según la anterior ley de enjuiciamiento criminal).

Desde que estalló la Operación Taula, Barberá está en el punto de mira, aunque su situación de aforada impide que sea tratada como el resto de sus colaboradores en el Ayuntamiento de Valencia. Su situación es harto delicada. Carece apoyos en su partido y de hecho, en privado, los populares admiten que respirarían tranquilos si se apartara. Sin embargo, tal como quedó ayer patente nadie está dispuesto a dar el paso, de ser quien le pida a la otrora «alcaldesa de España» que deje el escaño. Ella, además, no lo está poniendo fácil. El martes, tras intensas presiones por parte de Génova y de la cúpula regional, Barberá rompió su silencio y emitió un comunicando desmarcándose de la investigación. Nada en el comunicado hace pensar en una dimisión. Llegados a este punto, Génova y el PPCV se pasaron la pelota.

El primero en hablar fue el responsable de organización, Fernando Martínez Maillo, que insinuó que la decisión sobre Barberá estaba en manos del PPCV y que Génova la respaldaría. Pero Bonig, horas después, ofreció su particular punto de vista sobre a quién le corresponde coger el toro por los cuernos.

Mantuvo que corresponde al comité nacional de derechos y garantías pedir el acta a Barberá. En la calle Quart existe cierto malestar con Génova respecto a esta cuestión, ya que creen que dadas las características de la exalcaldesa (un icono para el PP y una persona con relación personal con Rajoy) debería ser la dirección nacional quien tome las riendas e intensifique la presión sobre ella para que deje el escaño.

Bonig admitió que en los últimos días había hablado con ella y que lógicamente estaba preocupada por la situación, pero evitó pronunciarse sobre si le había pedido que se fuera. «Barberá es una persona que cree que en el proyecto y sabrá qué hacer», indicó.

Bonig evitó desairar a la senadora. Preguntada sobre si en la nueva etapa que el PPCV quería abrir, Barberá tenía cabida, respondió que la exalcaldesa «forma parte de una parte muy importante del Partido Popular, pero en estos momentos hay otra generación dispuesta». «No quiero „añadió„ que nos pase como el PSPV que veinte años después tiene a Ximo Puig al frente». De esa manera, Bonig escurrió el bulto. Antes de responder y al segundo de formularse la pregunta, se escuchó un claro «no». El de el presidente del PP de Alicante, José Ciscar.

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