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Memoria Histórica

El misterio del prófugo Modesto

La familia de un valenciano que desapareció hace 49 años cuando iba a hacer la mili pide que se declare su fallecimiento

El misterio del prófugo Modesto

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Modesto de la Fuente Giménez desapareció de la noche a la mañana un día de 1967 y su familia nunca más supo de él. El joven de 20 años abandonó su hogar en Villar del Arzobispo. Le habían llamado a realizar el servicio militar y decidió fugarse. Al régimen de Franco aún le quedaba una década en pie. Ahora, 49 años después, sus familiares han denunciado la desaparición y solicitan la declaración de fallecimiento.

La de Modesto de la Fuente Giménez es una de esas desapariciones que tuvieron lugar durante el régimen de Franco y que no se podían denunciar porque las fuerzas de seguridad eran el principal enemigo. Su fuga —para evitar el servicio militar— se castigaba con la cárcel y obligó a la familia a callar y no intentar conocer su paradero. Temían que cualquier movimiento o intento de contacto provocara represalias de la policía. De hecho, la Guardia Civil llegó a registrar la casa y los padres sufrieron presiones.

Fernando Darder, amigo de la familia al que consideran como un sobrino, explica que Modesto y sus seis hermanos —dos mujeres y cuatro hombres— se criaron en un hogar muy humilde de Villar del Arzobispo y vivieron las penurias de la España de postguerra.

Se buscaban la vida «como podían», recogiendo leña para los vecinos y trabajando en la cantera o las minas, después de haberse mudado desde Benagéber, donde estuvieron trabajando en la construcción del embalse. La desaparición de Modesto, nacido en esta localidad, «ha estado en secreto hasta hace poco», explica Fernando.

Su negativa a realizar el servicio militar con Franco al frente era conocida, pero el día que se fugó, en casa no sabían de sus intenciones ni a donde planeó dirigirse. Dejaba novia, un trabajo, y una familia rota por el dolor, pues era el pequeño del hogar, al que todos mimaban y con quien siempre habían jugado.

«A mi hijo me lo han matado»

«Se ha perdido todo rastro de él. La policía lo ha buscado por todos los sitios, no encuentran nada, ni ninguna traza de su DNI...», explica Fernando. El sobrino de la familia cuenta que Marcos, el hermano mayor de Modesto que ahora tiene 77 años y vive en Cheste, está convencido de que las fuerzas del régimen franquista le encontraron y le mataron. Su madre, a los 99 años, aún sigue repitiendo «a mi hijo me lo han matado».

De lo contrario, están convencidos de que en aquel entonces, de alguna manera, les hubiera mandado un mensaje o una señal, lo que nunca ha pasado en los casi 50 años que han transcurrido. Era una época en la que algunos jóvenes huían a Francia para evitar el servicio militar obligatorio, los soldados más humildes eran maltratados y los batallones formados en su mayoría por trabajadores eran enviados a los peores destinos.

Con el dolor por la desaparición —que marcó a la familia— y el miedo al régimen dictatorial, los familiares no buscaron a Modesto; hasta hace unos años. El hermano mayor llegó a contactar con un conocido programa de televisión para conseguir alguna pista de los pasos del joven que abandonó Villar del Arzobispo, lo que no fue posible porque no había denuncia. Ahora, la familia, con Marcos al frente, se ha visto obligada a denunciar la desaparición y hoy tienen cita en el juzgado de Llíria. Piden que se le declare como fallecido, ya que aún conservan un pajar en Villar del Arzobispo, y su ausencia les imposibilita poder realizar cualquier trámite administrativo.

Algunos hermanos fallecieron jóvenes, y otros, poco a poco, abandonaron la localidad de els Serrans.

Dejaron el pueblo

César Salvo, cronista oficial de Villar del Arzobispo, cuenta que el rastro de ellos se borró del municipio años después de la desaparición. Algunos vecinos sí recuerdan que la familia era humilde, que era numerosa, y a uno de los hermanos, Eustaquio, que se fue a vivir a Riba-roja. También afirman que Modesto en alguna ocasión buscó trabajo en Valencia.

A pesar de los años que han pasa

do, la familia recuerda emocionada al hermano pequeño y se preguntan qué ocurrió tras su huida en 1967.

«Te metían en la cárcel, si llegabas vivo...»

Ser prófugo en el franquismo estaba castigado, y la objeción de conciencia no se contamplaba. «Si te pillaban, te metían en la cárcel... si llegabas vivo», explica Fernando Darder. En el Boletín Oficial del Estado del 8 de julio de 1943 se publicó el reglamento militar que estuvo vigente hasta 1968. En él, se considera prófugos a «los mozos incluidos en algún alistamiento que no se presenten personalmente al acto de clasificación ante el Ayuntamiento», y se encarga a los concejales realizar un expediente y contactar con los familiares para que den explicaciones. Además, se recompensaba a quienes entregaran a un joven que había huido.

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