Detectar el cáncer de mama antes, incluso, de que sea visible en una mamografía y además de una forma mínimamente invasiva: con un análisis de sangre. Lo que parece una utopía en la lucha contra el cáncer está mucho más cerca de ser una realidad gracias a las investigaciones que están desarrollando los expertos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y la recientemente formada Fundación Quaes, impulsada desde la empresa valenciana Sistemas Genómicos, puntera en biomedicina.

Los resultados de este estudio fueron presentados ayer en Madrid de la mano del director del programa de Genética del Cáncer del CNIO y coordinador del proyecto, el doctor Javier Benítez. La perspectiva es más que halagüeña: poder conocer con un simple análisis de sangre si el tumor ha empezado a desarrollarse pese a que no haya provocado sintomatología ni sea detectable con los métodos actuales.

El avance ha sido posible gracias a la identificación de cinco marcadores sanguíneos que dan la pauta de la presencia de un tumor mamario en sus etapas más tempranas en la línea de las biopsias líquidas sobre las que ya se trabaja. «Hasta ahora los métodos de detección precoz tienen todos pros y contras. La mamografía es excelente y ha funcionado muy bien pero está limitada por edad y a veces es difícil de ver los tumores y las biopsias son muy fiables pero son invasivas», explicó ayer Benítez. La previsión es desarrollar un test diagnóstico que, además no será caro «no más de 100 euros».

La investigación, que se ha llevado a cabo durante cerca de cuatro años, ha contado con la colaboración del Ministerio de Ciencia y abre la puerta a controlar desde el minuto 1 no solo los tumores de mama sino de otros tipos ya que, según explicó el científico, alguno de los marcadores identificados «se han relacionado con otros tipos de cáncer», comentó.

Benítez, de la mano ahora de la Fundación Quaes, trabaja ya en la segunda parte de la investigación para ir, todavía, un paso más allá y lograr incluso ponerle fecha a la aparición de los tumores mamarios en pacientes sanas de alto riesgo, principalmente por «tener antecedentes familiares, por ser portadoras de ciertos genes o por tener densidades mamográficas elevadas».

El estudio está ya en marcha y, según el investigador, en un plazo de entre 5 y 10 años, o quizá menos, será posible avisar a una mujer sobre el riesgo de desarrollar un cáncer de mama. «No es un plazo descabellado porque se están haciendo muchos esfuerzos para buscar estos marcadores».

Se simplifica el procedimiento

El trabajo de campo en esta segunda fase de la investigación hará posible afinar, según el doctor Benítez, el lapso temporal en el que aparecerá el tumor si es que los biomarcadores así lo han pronosticado. A día de hoy ya existen pruebas parecidas para saber el riesgo de desarrollo de ciertas enfermedades pero el estudio en marcha simplificará sobremanera la mecánica.