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Entrevista

José Antonio Font: "La detección de ondas gravitatorias revolucionará la astronomía como lo hizo Galileo"

«Esta nueva ventana abierta a la observación del Universo confirma la existencia de los agujeros negros», afirma el director del Dept. d'Astronomia i Astrofísica de la UV

Font, ante un radiotelescopio, del Observatori Astronómic de la UV. eduardo ripoll

El director del Departament d'Astronomia i Astrofísica de la Universitat de València (UV), el físico teórico José Antonio Font (Castelló, 1966) lleva 18 años desarrollando simulaciones numéricas de las ondas gravitatorias que Albert Einstein predijo hace un siglo en su Teoría General de la Relatividad y cuya existencia acaba de confirmar el Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferómetro Láser de EE UU, conocido como LIGO por sus siglas en inglés.

Font es miembro de la Red Temática de Ondas Gravitacionales española que integra la UV junto a otras 8 universidades. A este grupo también pertenecen los físicos de la Universitat de les Illes Balears (UIB) que han participado en el hallazgo del LIGO, Sascha Husa y Alicia Sintes. Precisamente Font y Sintes coincidieron dos años como investigadores posdoctorales en el Instituto Max Planck de Física Gravitacional de Potsdam (Alemania).

¿Estamos ante el descubrimiento del siglo en física?

Sin ninguna duda. Tengamos presente que hemos tardado 100 años en poder detectar estas ondas gravitatorias, que son la última de las predicciones de la Teoría General de la Relatividad de Einstein que aún no habían sido confirmada. Finalmente, gracias a los avances tecnológicos en los dos detectores del LIGO se ha conseguido demostrar la existencia de ondas gravitatorias. En este caso producidas por la colisión de dos agujeros en un sistema binario. Un hallazgo extraordinario pues supone también la confirmación experimental de la existencia de los agujeros negros. .

¿Qué son estas ondas?

Son una perturbación, una ondulación del propio espacio y tiempo que forma el campo gravitatorio. Se generan fundamentalmente por el movimiento de grandes masas en regiones muy compactas, como son las estrellas de neutrones o los agujeros negros.

¿Por qué es clave su hallazgo?

Es esencial para muchísimas cosas. En el caso de los agujeros negros supone la única confirmación absolutamente directa de su existencia. Así desde el jueves ya sabemos que los agujeros negros existen de verdad en el Universo. Es más, que también hay sistemas binarios formados por dos agujeros negros. Y, además, la binaria de agujeros negros detectada es especial pues las masas de los dos agujeros negros, uno de ellos de 29 veces la masa del Sol y el otro de 36, son ligeramente superiores a las que uno esperaría según los modelos teóricos para un agujero negro de origen estelar. También se ha comprobado que la masa del agujero negro resultante de la fusión de ambos no suma 65 sino tres masas solares menos.

Cada masa solar equivale a unas 332 950 veces la de Tierra, que es de 6.000 trillones de toneladas. ¿Dónde ha ido a parar ese inmenso montón de masa?

Es la que se han llevado justamente las ondas gravitatorias que se han detectado. Es decir que en el evento observado, que dura unos pocos milisegundos, se ha liberado una energía en radiación gravitatoria que utilizando la fórmula de Einsten es igual a tres veces la masa del Sol multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado (E=mc2). Si uno hace los cálculos, esa energía liberada en ondas gravitatorias en unos pocos milisegundos es comparable a toda la energía electromagnética de todas las estrellas observadas en el Universo tomadas conjuntamente. Son números que marean...

¿Qué va aportar esta nueva ventana de observación del Universo que se acaba de abrir?

Va a dar respuesta a cuestiones fundamentales, no sólo en Astrofísica, sino también en Cosmología y en Física de Altas Energías. Estamos viviendo un momento mágico, realmente extraordinario. Con la detección de ondas gravitatorias se abre una nueva ventana porque tenemos un nuevo mensajero cósmico que nos permite acceder a información que no nos proporcionan las ondas electromagnéticas. Así, por ejemplo, podremos observar regiones más internas de los objetos compactos, como por ejemplo qué ocurre en el interior de una estrella cuando explota como una supernova y se forma la protoestrella de neutrones en su centro. Seguro que va a permitir que se detecten muchos fenómenos que no sabemos que existen. Es una revolución en la astronomía sin ninguna duda, comparable al logro científico que alcanzó en 1609 Galileo cuando abrió una nueva ventana al estudio del cosmos al mirar por primera vez a través de su telescopio.

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