No hay cosa más complicada para unos padres que un diagnóstico de cáncer en uno de sus hijos. El proceso de curación suele ser largo y, sobre todo, duro aunque, cada día tiene más garantías de éxito: hoy en día ocho de cada diez niños logran superar la enfermedad.

Con estas cifras, las unidades de oncología pediátrica apuestan cada vez más por una planificación a largo plazo. Dentro de esta apuesta de futuro, el Hospital La Fe lleva ocho años aplicando una técnica para ayudar a los niños que pasan por tratamientos oncológicos a preservar sus posibilidades de ser, ellos también, mamás y papás en un futuro. Desde su puesta en marcha, en 2008, la Unidad de Oncología Pediátrica del hospital, a través del programa de preservación de fertilidad, ha tratado a 62 menores (60 niñas y 2 niños) para conservar parte de sus tejidos y garantizar sus posibilidades de reproducción cuando sean mayores volviendo a reimplantar esos tejidos para la producción espontánea de ovarios o espermatozoides sanos o su utilización in vitro si fuera necesario.

Del centenar de nuevos casos de niños con cáncer que el hospital recibe anualmente, la técnica solo se ofrece al 20 % de pacientes. «Realmente solo se hace en los casos en los que se ve que hay un riesgo elevado (de más del 80 %) de que los tratamientos supongan que la niña tenga una menopausia precoz», explica Mara Andrés, responsable pediátrica del programa de preservación de fertilidad. La mayoría de estos casos son leucemias en las que hace falta un transplante y un tratamiento de quimioterapia muy agresivo o en aquellos tumores sólidos en los que está prescrito la radioterapia en la zona.

La preocupación de los padres cuando reciben la noticia del diagnóstico no es, precisamente, el pensar en las posibilidades de reproducción de los pequeños de aquí a una veintena de años pero en la Fe han reducido las dos aristas que podrían suponer recibir un no como respuesta: el retraso de la aplicación de los tratamientos de curación y el someter a los niños a una nueva intervención.

«En el 60 o 70 % de los casos se aprovecha otra de las operaciones con anestesia general necesarias para empezar el tratamiento para recoger el tejido por lo que se evita duplicar intervenciones y, además, esto nunca supone empezar más tarde una radioterapia o una quimioterapia», explica Andrés.

En esa intervención, según explicó el jefe de sección de cirugía oncológica pediátrica de la Fe, Alfredo Marco, se aprovecha para extraer parte de la corteza ovárica en las niñas y del tejido testicular en los niños. «Esas muestras se analizan para asegurar que nos quedamos con tejido limpio y se criopreserva en el banco de tejidos de la Comunitat Valenciana», explicó. En el futuro, estos 62 pequeños (con una edad media de 10 años) podrán recurrir a las muestras para realizar una reimplantación.

En fase experimental

El éxito de esta técnica en mujeres adultas con cáncer está demostrado (ya hay cerca de 60 niños nacidos de esta forma a nivel internacional) aunque la comunidad científica aún debe desvelar muchas incógnitas sobre cómo será el proceso cuando el tejido recogido es de niños que aún no han llegado a la pubertad.

«Este verano ha nacido el primer niño con la ayuda de tejido ovárico recogido en la etapa prepúber. Es una buena noticia porque avala que la técnica funciona», explica Mara Andrés. En la Fe, por ahora, solo han sido receptores de tejido, ya que los pacientes oncológicos son todavía muy pequeños para solicitar una reimplantación pensando en tener descendencia. «Aún no hemos llegado. Llevamos ocho años con la técnica pero la edad media de los pacientes es de 10 años», abunda. De hecho, la más pequeña solo tiene 2 años.

La consellera de Sanitat Universal, Carmen Montón, que visitó ayer la unidad oncológica pediátrica junto a la jefa de sección, Adela Cañete, destacó que el programa era referente en toda España. De hecho, La Fe ofrece este servicio a menores de la Comunitat Valenciana y de otras autonomías. «Del total de casos, cerca de un 29 % han sido de fuera. Han venido de Madrid, de Pamplona, Barcelona, Bilbao o Albacete para someterse al programa de preservación de fertilidad», explicó Mara Andrés.