Las bajas temperaturas tienen un impacto muy negativo sobre los insectos responsables de las principales plagas que afectan al campo y los montes valencianos. Sin embargo, Toni Marzo, director general del Medio Natural y de Evaluación Ambiental y responsable durante años de los viveros de la Generalitat asegura que, por el momento, el daño que puede provocar sobre la procesionaria, especialmente activa este año, será irrelevante si la irrupción de aire frío „ con temperaturas próximas a -10 grados en las montañas del interior no se mantiene durante varios días, algo que no prevén los modelos meteorológicos.

Las altas temperaturas del invierno han provocado la aparición de múltiples focos de procesionaria que afectan al pinar valenciano. «Por la noche la procesionaria se encierra en la bolsa, donde queda a resguardo del frío.

Harían falta varios días de temperaturas muy bajas, sobre todo en las horas centrales del día, cuando buscan alimento en las hojas, para que tuvieran un impacto sobre las poblaciones», manifestó Marzo. Además, el ciclo de la procesionaria se ha adelantado y algunas se encuentran ya enterradas a salvo del frío..

Toni Marzo recordó que la procesionaria raramente mata al pino, pese al aspecto decaído que presentan los ejemplares afectados. Sin embargo, la suma de la sequía, la debilidad acumulada en buena parte de la vegetación y la acción de otros insectos como el tomicus sí que puede tener un efecto devastador en algunos montes.

Respecto al tomicus o perforador del pino, la conselleria tiene pendiente la realización de un nuevo inventario de daños tras el realizado el pasado otoño, cuando se noto una disminución del impacto de esta plaga, que ha arrasado miles de pinos en toda la Comunitat Valenciana.

Sin embargo, la ausencia de lluvia en los meses posteriores puede haber truncado esta tendencia positiva, algo que deberán confirmar nuevas prospecciones. Respecto a los efectos de frío sobre esta plaga, Toni Marzo recordó que el frío provoca un descenso muy acusado de los vuelos del tomicus.

«Se nota mucho como desciende el número de capturas en las trampas que hemos colocado y eso significa también que el número de vuelos, en los que el tomicus se traslada para infectar ejemplares sano de pinar también se reduce», explicó el director general.