La explosión del exgerente de Imelsa Marcos Benavent ha alcanzado a todos los grupos que estaban representados en la diputación en la pasada legislatura. Las cintas que la diputada de EU, Rosa Pérez, entregó a la Fiscalía, como parte de la denuncia, recogían diez horas de grabaciones que acababan en el año 2006. Benavent recaló en Imelsa en 2007, cuando Alfonso Rus se convirtió en presidente provincial. Entonces, el responsable de la empresa pública que gestiona las brigadas forestales siguió grabando. Como contó este diario, Benavent tenía querencia, incluso adicción, por registrar conversaciones con toda suerte de dispositivos.

Entre los preferidos, el reloj grabadora que adquirió en la Tienda del Espía. A través de ese artilugio almacenó conversaciones con diputados del gobierno y de la oposición, además de con trabajadores de la propia Imelsa. La entrada de especialistas informáticos para proceder a una auditoría forense a algunos ordenadores clave en la empresa sirvió, además, para comprobar el control absoluto que tenía el exgerente sobre los servidores.

En su regreso de la fuga americana, Benavent entregó en el juzgado de Instrucción número 6 toda la documentación que se había llevado de Imelsa. Nada menos que 40 discos duros, con dos Teras cada uno. Un total de 81.920 megas, con registros sonoros, vídeos y la práctica totalidad de los expedientes de contratación. Todos bajo sospecha.