El sistema financiero de la Comunitat Valenciana ha sufrido cambios drásticos desde el inicio de la crisis económica en 2008. Por una parte, el peso de nuestro sistema bancario respecto al del conjunto de España se ha reducido. Así, a principios de 2008 el sistema bancario valenciano tenía el 9,22 % del total de depósitos en España y concedía el 10,31% de los créditos, mientras que a principios de 2014, estos porcentajes se redujeron al 8,14 % y al 9,82 %, respectivamente. A pesar de esta reducción, nuestro sistema sigue siendo por importancia el cuarto de España, si bien la crisis ha alterado muy significativamente su estructura, eliminado de hecho la práctica totalidad de entidades financieras autóctonamente valencianas. En 2008, y según datos del Instituto Valenciano de Finanzas, las cuotas de mercado del sistema financiero valenciano se repartían entre las cajas de ahorros (60,04 %), los bancos (28,23 %) y las cooperativas de crédito (11,74 %). En el caso de las cajas de ahorros, su importante cuota de mercado se sustentaba en buena medida por el carácter valenciano de dos de las más importantes de España: Bancaja y la CAM (Caja de Ahorros del Mediterráneo). Por lo que se refiere a la banca tradicional, el único banco con capital mayoritariamente valenciano era en aquel momento el Banco de Valencia, entidad que no ostentaba una participación mayoritaria en la cuota total del sector. Por último, y donde también existía una importante presencia de entidades de origen valenciano era en el ámbito de las cooperativas de crédito, donde Ruralcaja sí disponía de una amplia implantación y penetración en el territorio valenciano.

Sin embargo, y a partir de la crisis de 2008, las entidades financieras valencianas fueron perdiendo peso específico y su propia identidad, integrándose (diluyéndose) en otros proyectos empresariales y requiriendo de ayudas estatales para poder afrontar las pérdidas incurridas. La primera entidad financiera valenciana afectada por este proceso fue Bancaja, incorporándose al proyecto de Bankia, junto a Caja Madrid. Posteriormente, fue la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) la que después de la intervención del Banco de España fue adquirida en 2011 por el Banco de Sabadell. Por su parte, el Banco de Valencia, tras otra intervención del Banco de España y el rescate en 2012 del Fondo de Reordenación Bancaria (FROB), finalmente fue saneado y vendido en 2013 por el simbólico precio de un euro a Caixabank. Por último, la cuarta gran entidad financiera valenciana que también acabó integrándose en un proyecto liderado por una empresa con domicilio social radicado fuera del ámbito territorial de la Comunitat Valenciana fue Ruralcaja, cooperativa de crédito que se fusionó con otras cooperativas y para las que adoptó la marca Cajamar.

Así pues, la evolución de la crisis financiera y económica ha tenido como consecuencia directa que únicamente sean dos las entidades financieras íntegramente valencianas que operan en la provincia de Valencia: una caja de ahorros (Caixa Ontinyent) y una cooperativa de crédito (Caixa Popular). Fundada en 1884, Caixa Ontinyent es una de las dos únicas cajas de ahorros de toda España que todavía conservan intacta su naturaleza jurídica, y que no han tenido que transformarse en fundaciones bancarias o ser absorbidas por otras entidades financieras. Algunos datos relevantes de Caixa Ontinyent, extraídos de las cuentas anuales de 2013, indican que disponía de un total activo de 1.253 millones de euros, un patrimonio neto de algo más de 74 millones de euros y de un total de 47 oficinas. Como caja de ahorros, también conviene destacar la importante labor que desarrolla a través de su consolidada obra social presente en buena parte de las poblaciones donde se encuentra radicada. En este sentido, la práctica totalidad de las oficinas de la provincia de Valencia (excepción hecha de la que tiene en la capital) se encuentran en las denominadas «Comarcas centrales» (la Vall d'Albaida, la Costera y la Safor).

Por su parte, Caixa Popular es una cooperativa de crédito valenciana fundada en 1978, con una clara vocación de servicio a las cooperativas. De hecho en su capital participan las cooperativas más importantes de los distintos sectores económicos: consumo, mueble, textil, vidrio, servicios, enseñanza, viviendas, cerámica, juguetes y metalurgia. Algunas cifras relevantes de esta entidad, obtenidas de sus cuentas anuales de 2013, indican que disponía de 1.009 millones de euros de activo, un patrimonio neto de 70 millones y un total de 63 oficinas distribuidas por diversas comarcas de Valencia. También destaca por su fuerte compromiso con la sociedad, destinando fondos para ámbitos educativos, formativos, culturales, y siempre con una clara vocación por la potenciación del asociacionismo y la economía social.