Como si de una broma de mal gusto se tratara, decenas de votos por correo están llegando estos días a los domicilios de valencianos residentes en el extranjero para recordarles que el pasado 20 de diciembre no pudieron ejercer su derecho constitucional porque las papeletas no llegaron a tiempo. Tras rogar el voto (pedirlo por correo para votar desde fuera), están recibiendo ahora los sobres, un mes después de los comicios „y a este paso, se les va a juntar con otras elecciones generales„.
Ese es el caso de Ana Moya, una joven de 30 años de Xàbia que vive en Miami desde hace un lustro. Tanto ella como su marido son residentes permanentes inscritos en el consulado de dicha ciudad desde hace 4 años. «Ya tuvimos problemas con el voto en las elecciones de 2011 porque no nos llegaron las papeletas a tiempo. Así que esta vez fuimos con especial cautela», señala la valenciana.
«Antes, el consulado te enviaba el formulario de solicitud del voto a casa. A partir de ahí, podías pedir el voto online (con una clave) o por fax a la Diputación, que era la que te envía las papeletas. En esta ocasión, el formulario inicial ya lo tenía el consulado allí mismo. Además, te facilitaban los números de fax de todas las diputaciones», aclara.
Sin embargo, tantas facilidades sirvieron de poco. Tanto ella, como su marido, como una amiga que se encontraba allí de vacaciones pero que se inscribió temporalmente para poder votar, recibieron las papeletas hace pocos días en sus domicilios.
«Nosotros mandamos toda la documentación el día 12 de noviembre. Lo último que supimos fue que el mismo día 30 de ese mes habían llegado a la oficina de Correos, porque se podía hacer el seguimiento online. A partir de ahí se pierde el rastro y el día 19 de enero me llegan las papeletas a casa en un sobre que pone 'Exprés via aérea'», lamenta Moya.
«Si esto mismo lo tuvieran que hacer los votantes en España, no votaría nadie. Sin duda se trata de un sistema diseñado, no para facilitar el derecho al voto, sino para quitártelo. Algo inaudito en un país democrático. Vergonzoso», añade la joven. De la misma opinión es Noemi Valcayo, vecina de Alaquàs que vive en Londres. «Me he quedado los sobres de recuerdo, por la mala leche que me entra cuando los veo», señala. En su caso, no es que las papeletas no llegaran a tiempo, sino que no llegaron. «Recibí el sobre dentro del plazo estipulado, pero estaba vacío», cuenta. «Estaban las instrucciones pero no las papeletas».
Periplo para votar
Lejos de desistir en su intento por votar, se puso manos a la obra a buscar soluciones. «Fui al consulado y a la embajada en Londres, a ver si allí tenían papeletas y las podía insertar en los sobres reglamentarios que me habían llegado vacíos, pero no disponían de ellas. Así que mi madre me las intentó mandar por correo exprés, dentro de un sobre ordinario». Pero su periplo no terminó ahí. «Normalmente el correo urgente tarda cuatro o cinco días. En esa ocasión tardó más de 20. No sé si es que escanearon el interior y vieron que eran papeletas o qué, pero el caso es que el sobre llegó a mi domicilio de Londres el 31 de diciembre», explica Valcayo, que lleva ya tres años en la capital inglesa trabajando en un centro social.
A Amparo Morell, de 26 años y vecina de Burjassot aunque residente en Berlín, directamente no le llegó nada. «Nunca recibí los sobres. Me compré un vuelo adrede para ir a votar y no me dejaron, porque constaba escrito que yo votaba por correo. Muy frustrante». «No podemos hablar de las cifras oficiales de las papeletas perdidas, pero sí sabemos que un 37 % de los encuestados por Marea Granate han declarado no haber recibido documentación, haberla recibido tarde o incompleta», explica Berta Burguete, de la plataforma que lucha por los derechos de los expatriados.
